domingo, 14 de junio de 2020

El Padrenuestro se vive en la Santa Misa



          La oración del Padrenuestro es especial no sólo por el hecho de haber sido enseñada por Nuestro Señor Jesucristo en Persona, sino también porque se vive en la Santa Misa. En efecto, cada petición del Padrenuestro se cumple en cada Santa Misa.
          Veamos:
          “Padre nuestro que estás en el Cielo”: en el Padrenuestro nos dirigimos a Dios, nuestro Padre, que está en el Cielo; en la Santa Misa, Dios Nuestro Padre está Presente en Persona porque el altar, por la liturgia eucarística, se convierte en el Cielo, donde está Dios Nuestro Padre.
          “Santificado sea Tu Nombre”: si en el Padrenuestro pedimos que el Nombre de Dios sea santificado, en la Santa Misa el Nombre Tres veces Santo de Dios es santificado y glorificado por Dios Hijo en Persona, al ofrecerse por la salvación de los hombres en su sacrificio en cruz, renovado incruentamente sobre el altar.
          “Venga a nosotros tu Reino”: en la Misa se cumple esta petición porque el altar se convierte en el Cielo, pero además, la petición está extra-colmada, porque además de convertirse el altar en el Cielo donde mora Dios, viene al altar eucarístico el Rey del Reino de los cielos, Jesús Eucaristía.
          “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el Cielo”: en la Santa Misa se cumple esta petición a la perfección, porque la voluntad de Dios es que todos los hombres se salven y por la Misa, Jesucristo renueva incruenta y sacramentalmente el Santo Sacrificio de la Cruz, sacrificio por el cual somos salvados, al ser derramada sobre nuestras almas la Sangre del Cordero.
          “Danos hoy nuestro pan de cada día”: por la Santa Misa esta petición se cumple doblemente, porque por un lado, pedimos a Dios el pan material, que Dios nos concede diariamente en su Providencia; por otro lado, Dios nos da otro pan, un Pan celestial, el Pan de Vida eterna, la Sagrada Eucaristía.
          “Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”: en la Misa, esta petición se cumple anticipadamente, porque la razón de ser de la Misa es el perdón de nuestros pecados, los cuales quedan perdonados por la Sangre del Cordero derramada en la Cruz y recogida en el Cáliz; además, por la Eucaristía, recibimos al Sagrado Corazón de Jesús y al Amor de Dios que en Él inhabita, Amor que nos concede el amor necesario para perdonar a quienes nos ofenden.
“No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”: en la Santa Misa se cumple esta petición porque por un lado, recibimos a Cristo Dios en la Eucaristía, quien nos comunica de su Fuerza divina, más que suficiente para rechazar cualquier tentación; por otro lado, por el Santo Sacrificio de la Cruz, renovado incruenta y sacramentalmente sobre el altar, el pecado queda destruido, la muerte aniquilada y el mal en persona, el Ángel caído, queda vencido para siempre y así nos vemos libres de todo mal.
Por todas estas razones, el Padrenuestro se vive en la Santa Misa.

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