sábado, 27 de junio de 2020

“Tus pecados están perdonados”


Ilustración de Jesús Sana Al Paralítico Grabar En Madera Publicado ...

“Tus pecados están perdonados” (Mt 9, 1-8). El paralítico a quien Jesús le perdona sus pecados y le sana su parálisis, es un ejemplo para todo cristiano en todo tiempo. Una primera razón es que el paralítico va en busca de Jesús, pero no para que le cure su enfermedad corporal, su parálisis, sino que va en busca de Jesús para que Jesús le perdone sus pecados. Es decir, al paralítico le importa más su salud espiritual que corporal, por eso es que Jesús le dice: “Tus pecados te son perdonados”; sólo en un segundo momento, luego de que los escribas lo calumniaran de blasfemo, es que Jesús le cura su enfermedad corporal. De esta manera, el paralítico nos hace ver cómo es más importante la salud espiritual que la corporal: lo que él quiere de Jesús es el perdón de los pecados, no la curación de su enfermedad corporal, la cual le viene sobreañadida por la Misericordia de Jesús. La segunda razón por la cual el paralítico es ejemplo para los cristianos, es porque tiene fe sobrenatural en Jesús: él sabe que puede curar el cuerpo, pero sabe también que Jesús es Dios y que en cuanto tal, tiene la fuerza espiritual divina necesaria para realizar prodigios asombrosos, como resucitar muertos, expulsar demonios, o quitar los pecados del alma.
Por último, el episodio evangélico es una prefiguración del Sacramento de la Confesión: en el paralítico están representadas las almas que han sido heridas espiritualmente por el pecado y van en busca de la salud espiritual, pidiendo el perdón de los pecados por medio del Sacramento de la Penitencia.
“Tus pecados están perdonados”. En todo momento tengamos presente tanto el ejemplo del paralítico, que busca en Jesús no la curación física, sino la curación del alma, el perdón de los pecados, y tengamos también siempre presente a la Divina Misericordia, que por medio del Sacramento de la Penitencia nos quita aquello que paraliza nuestras almas, el pecado, y nos devuelve la salud espiritual, nuestra condición de hijos de Dios por la gracia.


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