viernes, 19 de junio de 2020

“Entrad por la puerta estrecha”




“Entrad por la puerta estrecha” (Mt 7, 6.12-14). Jesús nos indica por dónde se entra al Reino de los cielos: por la “puerta estrecha”. Jesús nos ayuda a elegir y a elegir bien nuestro destino eterno, porque en realidad, al llegar al momento de la muerte, nos encontramos como cuando alguien va por un sendero y, en un determinado momento, este se bifurca. En el sendero de la vida, se pueden tomar dos direcciones: una, que conduce al Reino de los cielos y es la puerta estrecha; la otra dirección que se puede tomar es un sendero ancho y espacioso, pero que lleva a la eterna condenación. Sólo quien elija el sendero que conduce a la puerta estrecha, entrará en el Reino de los cielos.
¿En qué consiste la puerta estrecha? La puerta estrecha de la que nos habla Jesús, y que es la que debemos elegir si queremos entrar en el Reino de los cielos, no es otra cosa que su Cruz y el seguimiento que de Él debemos hacer por el Camino del Calvario, el Via Crucis. La puerta estrecha es la Cruz de Jesús; sólo quien se abrace a la Cruz todo el día, todos los días, podrá entrar en el Reino de Dios, porque sólo la Cruz lleva al Cielo. Quien elija el sendero ancho y espacioso, elegirá un camino fácil, que va en declive; es un camino en el que todo es risotadas y carcajadas; es un camino en el que no es necesario cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios; es un camino en el que la mentira, el error, la herejía y la apostasía son la regla común; es un camino en el que no hay Cruz para cargar; es un camino que parece fácil al inicio, pero que al final termina en la eterna condenación, porque el final de este camino son las puertas del Infierno.
“Entrad por la puerta estrecha”. Si queremos entrar en el Reino de los cielos, abracemos la Cruz de cada día y marchemos en pos del Señor Jesús, que va delante nuestro, señalándonos el Camino Real de la Cruz, el único camino que lleva al Cielo, el Via Crucis.

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