jueves, 4 de junio de 2020

“Quien cumpla los Mandamientos y los enseñe será grande en el Reino de los cielos”



“Quien cumpla los Mandamiento y los enseñe será grande en el Reino de los cielos” (Mt 5, 17-19). Jesús establece dos condiciones para ser grande en el Reino de los cielos: cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios, por un lado y, por otro, “enseñarlos”. Quien cumpla estos dos requisitos, será “grande” en el Reino de los cielos. Y lo contrario también es verdad: si alguien no los cumple y no los enseña, no será grande en el Reino de los cielos. Ahora bien, para cumplir los Mandamientos, hay que saber cuáles son, porque no puede enseñar alguien algo que ni sabe ni practica; sólo quien conoce los Mandamientos está en grado, primero de ponerlos en práctica, y luego, de enseñarlos a los demás. Por esta razón, es imprescindible -sobre todo en nuestros tiempos, en los que la Ley de Dios parece no contar en la sociedad humana- conocer cuáles son los Mandamientos de la Ley de Dios, para ponerlos en práctica y así enseñarlos a los demás. En esto último se encuentra la segunda condición, la de “enseñar” a los demás, porque no se trata sólo de una catequesis al estilo de la Primera Comunión, es decir, la enseñanza de los Mandamientos de la Ley de Dios va más allá de una mera lección de catecismo: se enseña con el ejemplo, es decir, viviendo en carne propia los Mandamientos. Si no se los vive, es inútil el conocerlos, porque no se está enseñando a los demás cuáles son esos mandamientos. Un ejemplo vale para todos: en relación al Cuarto Mandamiento, “Honrar padre y madre”, además de conocerlo, es necesario practicarlo, vivirlo, todos los días, todo el día, amando y respetando a los padres. Así se da ejemplo viviente y se enseña cómo es el Cuarto Mandamiento. Pero si alguien conoce el Cuarto Mandamiento y no se encarga de llevarlo a la práctica, entonces ese alguien no está enseñando a los demás cómo vivir ese mandamiento, a pesar de que lo conoce en teoría. Y así vale, como dijimos, para todos los Mandamientos: no sólo se los debe conocer teóricamente, sino que se los debe vivir. Sólo de esa manera seremos “grandes” en el Reino de los cielos.

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