domingo, 4 de octubre de 2020

“María ha elegido la mejor parte y no le será quitada”

 


“María ha elegido la mejor parte y no le será quitada” (Lc 10, 38-42). Mientras Marta está ocupada en los preparativos para los invitados a comer, María, su hermana, está a los pies de Jesús, contemplándolo en éxtasis de amor. Marta le pide a Jesús que intervenga y le diga a su hermana que la ayude, pero Jesús, lejos de hacerlo, aprueba la acción de María: “María ha elegido la mejor parte y no le será quitada”. En las dos hermanas están representadas dos acciones de una misma alma: la actividad apostólica, que requiere de movimiento y desplazamiento, y la contemplación en la adoración eucarística, que requiere recogimiento y silencio interior. Ambas acciones son necesarias en la Iglesia, pero en las palabras de Jesús, la adoración eucarística es mejor que la actividad apostólica. De ahí la necesidad de que en los poblados existan conventos con religiosos contemplativos, o también comunidades de laicos que, en sus ocupaciones diarias, hagan de la adoración eucarística su actividad central.

“María ha elegido la mejor parte y no le será quitada”. Tanto el apostolado activo, en el mundo, como la adoración eucarística, realizada en el silencio y en el recogimiento, son necesarias para la actividad de la Iglesia encaminada a la salvación de las almas, pero de las dos, la adoración eucarística es la “mejor parte”. Procuremos, en medio de las actividades diarias y cotidianas, dedicar un momento para la contemplación, en la adoración de Jesús Eucaristía, a imitación de María, que eligió la “mejor parte”.

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