viernes, 15 de enero de 2021

“Tus pecados te son perdonados”


 

“Tus pecados te son perdonados” (Mc 2, 3-12). En la escena de la curación del paralítico, se encuentran numerosos elementos sobrenaturales que escapan a un análisis racional y simplista y que, una vez analizados y reflexionados, refuerzan nuestra fe católica, tanto en el Hombre-Dios Jesucristo, como en su Esposa Mística, la Santa Iglesia Católica. Veamos brevemente en qué consisten estos elementos.

Ante todo, el paralítico, a quien podemos considerar como el destinatario principal de las acciones de Jesús. El paralítico es modelo de fe sobrenatural en Jesús, pero no en Jesús en cuanto hombre santo, sino en cuanto Hombre-Dios, esto es, en cuanto Dios Hijo encarnado y la razón es que el paralítico acude a Jesús no para que Jesús le cure su parálisis corporal, sino para que le perdone los pecados. En efecto, el motivo por el cual el paralítico es llevado ante la presencia de Jesús es para que Jesús sane su alma, quite sus pecados de su alma. Esto se ve claramente en las palabras de Jesús al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, como en los pensamientos de los escribas y fariseos que acusan falsa y cínicamente a Jesús de ser un impostor, porque “sólo Dios puede perdonar los pecados”.

Los otros personajes que aparecen en escena son los fariseos y los escribas que, sin proferir palabra alguna, sin embargo, en sus pensamientos, acusan a Jesús falsamente de ser un impostor porque, como dicen con razón, “sólo Dios puede perdonar los pecados” y en efecto, es así, sólo que Dios -Jesús- está frente a ellos perdonando los pecados y aún así se niegan a creer en Jesús en cuanto Dios encarnado.

Finalmente, la Persona de Nuestro Señor Jesucristo, quien obra sobre el paralítico un doble milagro de misericordia: le perdona los pecados, curando su espíritu y colmándolo de gracia santificante, y por otra parte, para demostrar que Él tiene poder efectivo de perdonar los pecados, cura su parálisis, al devolverle la salud corporal, como muestra efectiva de que tiene realmente el poder espiritual y divino de perdonar los pecados.

“Tus pecados te son perdonados”. El paralítico es ejemplo de fe católica en Cristo Jesús, es decir, cree en Jesús no como hombre santo a quien Dios acompaña haciendo milagros, sino en Cristo como Hombre-Dios que, en cuanto Dios encarnado, hace milagros que sólo Dios puede hacer, porque Él es Dios. Por otro lado, los escribas y fariseos son también una muestra de algo que es cierto: que sólo Dios puede perdonar los pecados: el error en estos últimos es que no reconocen, aun teniendo a Jesucristo delante de ellos haciendo milagros que sólo Dios puede hacer, no lo reconocen en cuanto tal. Por último, Nuestro Señor Jesucristo, que demuestra su poder divino con el doble milagro al paralítico, curando su espíritu al perdonar sus pecados y curando su cuerpo al curar milagrosamente su parálisis. Un último elemento aparece oculto a los ojos del cuerpo y a la razón y es visible sólo a los ojos del alma iluminados por la fe: el perdón de Jesús, en cuanto Sacerdote Sumo y Eterno, de los pecados del paralítico, es figura y anticipo del Sacramento de la Penitencia, en la que el mismo Jesucristo, a través del sacerdote ministerial, perdona, con el poder divino, los pecados de los hombres.

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