viernes, 13 de noviembre de 2015

El Día en que se manifieste el Hijo del hombre será como en Sodoma y Gomorra


         Jesús habla acerca de su Segunda Venida, su Venida en la gloria, y describe cómo será el mundo en ese entonces: será como en los tiempos de Noé y también como en los tiempos de Lot en Sodoma, todo aparentará ser normal: con la gente “comprando y vendiendo”, “casándose”, “comiendo y bebiendo”, “plantando y edificando”, es decir, llevando una vida despreocupada y del todo “normal”. Pero un momento determinado, todo cambiará repentinamente y sin que nadie se lo espere, sobrevendrá repentinamente un castigo universal que, a juzgar por la cantidad de los que son llevados y la cantidad de los que son dejados –uno y uno: de dos que estén en el lecho, uno será dejado y el otro llevado-, afectará a por lo menos la mitad de la humanidad. La referencia a Noé y Lot significa que, cuando Jesús llegue, el mundo estará tanto o más corrupto que cuando sucedieron el Diluvio y la lluvia de fuego.
La llegada de Jesús será repentina, fulminante, como un rayo que atraviesa el cielo: “Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre (Mt 24, 27)”; vendrá “como un ladrón” (Mt 24, 44) que ingresa en la casa del dueño cuando este menos se lo espera. Para esta Segunda Venida en la gloria, debemos estar preparados, vigilantes, como el siervo que espera el regreso de su amo en medio de la noche: vestidos, es decir, en estado de gracia; ceñida la cintura, la vida casta; con las lámparas encendidas, la luz de la fe en el Hombre-Dios Jesucristo.
Por último, Jesús da una señal para que estemos prevenidos, acerca de dónde sucederá la Segunda Venida: “donde esté el cadáver, se juntarán los buitres”. El cadáver, algo que está muerto, sin vida, es el Anticristo, un hombre poseído por Satanás y discípulo directo suyo; los buitres, las aves que se alimentan de carroña, son los hombres que siguen al Anticristo y se alimentan de sus mentiras, de sus blasfemias, de sus sacrilegios. Jesús se dirigirá directamente hacia donde se encuentre el cadáver rodeado de buitres, es decir, el Anticristo rodeado por los hombres destinados a la eterna perdición.
Nadie sabe cuándo sucederá, sólo Dios; mientras tanto, el cristiano debe esperar a Cristo en su encuentro personal, es decir, en la hora de la muerte, porque allí será conducido ante su Presencia para recibir el Juicio Particular y la retribución –cielo o infierno- que mereció por sus obras hechas libremente.

“Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres”. Si los buitres, es decir, los hombres seguidores del Anticristo, están junto al cadáver, el Anticristo, entonces los cristianos, representados en las águilas, por la majestuosidad de esta ave que simboliza la gracia, deben estar donde está Cristo con su Cuerpo glorioso y resucitado, en la Eucaristía: “Donde esté el Cuerpo de Jesús resucitado, allí estarán las águilas”. Por eso es que no hay otro lugar mejor para esperar la Segunda Venida de Jesús que estar delante del sagrario, adorando a Jesús Eucaristía.

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