“Muchos
justos desearon ver lo que veis vosotros” (Mt
13,10-17). ¿Qué es lo que desearon ver? El cumplimiento de las profecías
mesiánicas: ver al Mesías, el Salvador, el Redentor; ver sus milagros, sus
prodigios, pero sobre todo, ver su Santa Faz, ver sus manos curando, multiplicando
panes y peces; ver al Salvador resucitando muertos y expulsando demonios; ver
al Mesías anunciar el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y
la herencia de la vida eterna.
Muchos
justos, que conocían las profecías mesiánicas, desearon vivir en los días del
Mesías, pero no pudieron, y en eso consiste la dicha de la que gozan los discípulos.
“Muchos
justos desearon ver lo que veis vosotros”. También en nuestros días, Jesús nos
dice las mismas palabras: “Muchos justos desearon ver lo que veis vosotros”.
¿Qué es lo que vemos? Vemos, con los ojos de la fe, al Redentor, resucitado,
glorioso, oculto en el misterio de la Eucaristía; vemos, al Redentor, derramar
su Sangre en el cáliz del altar, en la Santa Misa; vemos, al Salvador, derramar
su misericordia sobre el alma, cada vez, en el Sacramento de la Penitencia. Vemos,
a la Esposa del Cordero, resucitar muertos en el alma, por el pecado mortal, al
perdonar los pecados, quitándolos de las almas con la Sangre del Cordero,
derramada por medio del Sacramento de la Confesión; vemos, a la Iglesia de Dios,
multiplicar no panes y peces, sino la Carne del Cordero de Dios y el Pan Vivo
bajado del cielo.
“Muchos
justos desearon ver lo que veis vosotros”. Muchos paganos querrían ver y vivir
lo que nosotros vemos por la fe y vivimos en el Amor de Dios, todos los días, y
no pueden hacerlo, porque no tienen el don de la fe.
Es
por eso que debemos preguntarnos: nosotros, que tenemos el don de la fe, ¿damos
gracias a Dios por lo que vemos y recibimos?
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