martes, 12 de febrero de 2019

“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí”



“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí” (Mc 7, 1-13). Jesús critica a los fariseos y a los maestros de la ley porque siendo ellos hombres religiosos y dedicados al templo han vaciado, sin embargo, a la religión de su contenido esencial, que es la piedad para con Dios y la caridad para con el prójimo y lo han hecho porque han reemplazado el mandamiento de Dios por mandamientos humanos. Pone el ejemplo de aquel que, para no cumplir con el mandamiento que dice: “Honrar padre y madre”, deposita dinero en el templo, pero no asiste a sus padres en la necesidad. De esta manera, ni rinden verdadero culto a Dios, ni tampoco honran a sus padres, porque Dios no puede aceptar ofrendas de parte de alguien que tiene endurecido el corazón hacia el prójimo y con más razón, a los padres.
Para honrar a Dios hay que ser caritativos con el prójimo: quien no es caritativo con el prójimo, honra a Dios sólo con los labios, pero no con el corazón y es por eso que Jesús les reprocha: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí”. 
De la misma manera, muchos católicos piensan que, por cumplir exteriormente ciertos ritos, se encuentran exentos de ser misericordiosos para con el prójimo. Así, muchos asisten a las funciones litúrgicas, pero luego no obran la misericordia –ya sea no perdonando a su prójimo, no visitando enfermos por pereza, evitando dar buenos consejos por respetos humanos, evitando el obrar cristiano de cualquier manera, también por respetos humanos-. A estos cristianos, Jesús también les dice: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí”. Hay que amar a Dios con el corazón y también con las obras y para eso hace falta cumplir con los Mandamientos y obrar la misericordia.
Debemos estar vigilantes y atentos, porque si no damos testimonio de vida cristiana, cumpliendo con los Mandamientos de la Ley de Dios dentro y fuera del templo y siendo misericordiosos para con el prójimo, aun cuando asistamos a Misa todos los días, estaremos dando a Dios un culto vacío de nuestra parte y así serán también para nosotros las palabras de Jesús: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí”. No honremos a Dios sólo de palabras: obremos también la misericordia, cumplamos sus Mandamientos y así amaremos y honraremos a Dios de palabra y obra y seremos agradables a sus ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario