domingo, 15 de marzo de 2020

“Perdona a tu prójimo setenta veces siete”




“Perdona a tu prójimo setenta veces siete” (cfr. Mt 18, 21-35). Pedro le pregunta a Jesús acerca de la cantidad de veces que debe perdonar al prójimo. Pedro pensaba que perdonar siete veces era lo correcto, por lo que, a la octava ofensa, ya se podía aplicar la ley del Talión, “ojo por ojo y diente por diente”. Para los judíos, el número siete indicaba la perfección, de ahí que Pedro considerara que debía perdonar hasta siete veces las ofensas sufridas por el prójimo, con lo cual quedaba libre para actuar a partir de ese número. Sin embargo, Jesús lo corrige y le dice que no sólo debe perdonar siete veces, sino “setenta veces siete”, lo cual quiere decir “siempre”. Es decir, mientras Pedro considera que sólo hay que perdonar hasta siete veces, Jesús responde enseñando que se debe perdonar al prójimo que nos ofende, no siete veces, sino “setenta veces siete”, es decir, siempre: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”.
¿Cuál es la razón por la que el cristiano debe perdonar “siempre” y no sólo hasta siete veces? La razón es que, al perdonar “siempre” al prójimo que lo ofende –al prójimo que es enemigo-, el cristiano imita y participa del perdón que Dios da, en Cristo, a la humanidad. Es decir, desde la Cruz, Dios Padre nos perdona con el sacrificio de su Hijo y no una, sino incontables veces; cada vez que pecamos –y sobre todo con el pecado mortal- volvemos a crucificar a Cristo y volvemos a cometer deicidio, pero Dios Padre, en vez de fulminarnos con un rayo de su Justicia Divina, derrama sobre nosotros la Divina Misericordia por medio de la Sangre del Corazón traspasado en la Cruz. Y esto, una y otra vez, siempre y cuando exista un verdadero y sincero arrepentimiento. En otras palabras, Dios Padre nos perdona en Cristo “siempre”, no únicamente siete veces, sino siempre y es por esta razón que, como cristianos, debemos perdonar siempre, porque así no sólo imitamos a Cristo en su perdón, sino que también participamos de este mismo perdón.
“Perdona a tu prójimo setenta veces siete”. El cristiano, para ser verdaderamente cristiano, debe imitar a Cristo y participar de su Pasión: el perdón ofrecido “siempre” al prójimo que nos causa un daño es una magnífica oportunidad que nos concede el Padre para que imitemos a su Hijo y participemos de su Pasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario