domingo, 29 de marzo de 2020

"Yo Soy la resurrección y la vida"


Resurrección de Lázaro (Duccio) - Wikipedia, la enciclopedia libre

(Domingo IV - TC - Ciclo A – 2020)

 “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Jn 11, 1-45). Marta le hace notar a Jesús que, si Él no hubiera demorado en acudir al llamado que la familia le hacía por la grave enfermedad de Lázaro, éste no habría fallecido. Y en efecto, lo que llama la atención en un primer momento es que Jesús, luego de ser avisado que Lázaro está enfermo, no acude enseguida a atenderlo, como sería de esperar, sino que se demora y no unas horas, sino dos días. La demora de Jesús es suficiente para que la enfermedad mortal de Lázaro termine con su vida y es por esto que cuando Jesús llega a casa de los hermanos de Betania, sus amigos, Lázaro esté ya muerto y es la razón también de la ligera queja de Marta a Jesús: “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Sin embargo, la actitud de Jesús, de demorar su partida a la casa de Lázaro, se explica por una enigmática frase que Él pronuncia apenas le avisan que Lázaro está gravemente enfermo: “Esta enfermedad servirá para la gloria de Dios”. Es esta expresión de Jesús lo que explica la demora de Jesús de acudir a casa de Lázaro: Él sabe que Lázaro morirá si Él se demora, pero como Él es la resurrección y la vida, sabe también que, si Lázaro muere, Él lo resucitará y así se manifestará ante todos, de modo visible, palpable y tangible, el poder y la gloria de Dios. En efecto, mientras Lázaro, con su enfermedad mortal, representa a la condición humana en esta vida y en esta tierra, consecuencias del pecado original y es por esto que se enferma gravemente y muere, Jesús representa lo opuesto, lo impensado para esta humanidad contaminada por el pecado original, esto es, la vida en vez de la muerte, la salud en vez de la enfermedad. Ahora bien, es verdad que Jesús vuelve a la vida, con su poder divino y lo devuelve a la vida terrena a Lázaro, es verdad también que no es esta vida terrena la que Él ha venido a traer. Él mismo lo dice: “Yo Soy la resurrección y la vida”, es decir, Él es la resurrección, la vuelta a una vida nueva, no la vida terrena a la que estamos acostumbrados a vivir, sino la vida eterna, la vida divina, la vida absolutamente divina que es la vida misma de Dios Trino y que Él la comunica por su gracia santificante y por su Divina Misericordia. Es decir, Jesús vuelve a la vida terrena a Lázaro y esto es un milagro que pone de manifiesto la vida de Dios, pero la vida eterna que Él ha venido a traer es la verdadera y definitiva vida que Él ha venido a traer y es la que comunica al alma en el momento en el que el alma muere en estado de gracia.
“Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Si Jesús demuestra para con su amigo Lázaro un amor inmenso de amistad al devolverle la vida terrena, para con nosotros demuestra un amor inmensamente más grande, porque más que darnos la vida terrena, que ya la tenemos, nos comunica, de forma incoada, la vida eterna en cada Eucaristía. Y es por esta razón que, si bien estamos destinados a la muerte y todos vamos a morir a esta vida terrena, es verdad también que todos los que estemos en gracia y muramos a esta vida terrena, viviremos en la vida eterna, gracias a la vida divina que Jesús nos comunica en cada Eucaristía.

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