lunes, 13 de marzo de 2023

“El que no está Conmigo, está contra Mí”

 


“El que no está Conmigo, está contra Mí” (Lc 11, 14-23). La advertencia de Jesús es más válida hoy que tal vez en cualquier otro momento de la historia. Jesús es muy claro: aquel que no esté con Él, es decir, aquel que no acepte sus palabras, sus milagros, sus enseñanzas, sus sacramentos, su Iglesia, la Iglesia Católica, está contra Él. También, dicho de otra manera, podemos afirmar que quien no está con Jesús, está con el Maligno, con el Ángel caído. Entonces, quien se oponga a Jesús, con toda certeza podemos decir que ha perdido la razón, porque oponerse a Jesús es oponerse a Dios Hijo encarnado, lo cual es peligrosísimo para la salvación eterna, ya que quien se opone al Salvador, no encontrará nada ni nadie, fuera de Jesús, que salve su alma. Ponerse en contra de Jesús es predisponer el alma para la eterna condenación.

¿Por qué decimos que esta advertencia de Jesús es más válida hoy, en el siglo XXI, que en cualquier otro momento de la historia? Porque en nuestros días han surgido una ingente cantidad de herejes y apóstatas que, desde dentro de la Iglesia, desde el seno mismo de la Iglesia, pretenden cambiar los Mandamientos, pretenden cambiar los Sacramentos, pretenden cambiar los dogmas de la Iglesia, pretenden, en definitiva, cambiar absolutamente todo el Magisterio bimilenario de la Iglesia, con el falso de pretexto de que la Iglesia debe “actualizarse” según los tiempos modernos y que lo que antes era considerado pecado, hoy ya no lo es. En otras palabras, los herejes y apóstatas pretenden que, lo que Cristo dijo que era “bueno” en su Iglesia, ahora se llame “malo” y que lo que Él dijo que era “malo”, ahora se lo llame “bueno”, en un clarísimo y burdo intento de poner, literalmente, a la Iglesia, cabeza abajo.

Como cristianos católicos, no podemos, bajo ningún concepto, aceptar esta burda maniobra de cambiar, suprimir, modificar, ni los dogmas, ni los Mandamientos, ni los Sacramentos de la Iglesia, porque si eso hiciéramos, nos pondríamos inmediatamente en contra de Cristo y nos encontraríamos con la mayor de las desgracias, que es el luchar vanamente contra Dios y del lado del Demonio.

“El que no está Conmigo, está contra Mí”. Nada ni nadie en el mundo puede cambiar los dogmas, los Mandamientos y los Sacramentos de la Santa Iglesia Católica, la Iglesia del Cordero. Elegimos estar con Cristo, contra sus enemigos. Los enemigos de Cristo son nuestros enemigos.

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