viernes, 20 de octubre de 2023

“Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”

 


“Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía” (Lc 12, 1-7).  Jesús advierte a sus discípulos acerca del rasgo distintivo, en el orden espiritual y moral, de los fariseos, los hombres religiosos de la época de Jesús, los hombres encargados del Templo, de la enseñanza y práctica de la Ley de Dios. De lo que deben cuidarse sus discípulos es de la hipocresía de los fariseos. Esto nos lleva a recordar y a repasar, brevemente, qué es el “ser hipócrita”.

Según la definición de la Real Academia Española, el hipócrita es “el que actúa con hipocresía” y a la vez, la definición de hipocresía es: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamen-te se tienen o experimentan”[1]. Es decir, el hipócrita es aquel que, exteriormente, finge sentimientos opuestos a los que en realidad experimenta interiormente. Puesto que Jesús es Dios, Él conoce a la perfección el interior de cada persona, conoce cada pensamiento, cada sentimiento, desde que nace hasta que muere; conoce los pensamientos que tendremos hasta el fin de nuestros días y por esa razón es que acusa a los escribas y fariseos de “hipócritas” y esto en relación a la religión: mientras por fuera aparentan ser hombres piadosos y religiosos, que están en el templo orando todo el día, y así fingen virtud y piedad, en realidad, por dentro, como dice Jesús, “están llenos de huesos de muertos y de podredumbre”, porque están llenos de vicios y de pecados, de egoísmo y de orgullo; por esto es que Jesús los compara con sepulcros blanqueados, por fuera parecen piadosos y buenos, pero por dentro sus corazones son los corazones de víboras espirituales, oscurecidas por las sombrías tinieblas de la oscuridad del Abismo del Infierno.

“Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”. Ahora bien, si Jesús nos advierte de que debemos “cuidarnos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”, es porque también nosotros, si no estamos atentos a los movimientos de nuestro propio corazón, si no prestamos atención a las mociones del Espíritu Santo, si nos dejamos llevar por nuestro propio egoísmo, soberbia y orgullo, en donde en todo debe prevalecer lo que “yo” digo, podemos caer en el mismo error de los fariseos. La solución para no caer en la soberbia de los fariseos, que es en última instancia, participación en la soberbia del demonio, es la imitación del Sagrado Corazón de Jesús, según sus palabras: “Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón”.



[1] Hipocresía, Del gr. ὑποκρισία hypokrisía.1. f. Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan; cfr. https://dle.rae.es/hipocres%C3%ADa

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