martes, 10 de octubre de 2023

El Padrenuestro se vive en la Santa Misa

 



         Le piden a Jesús que “les enseñe a orar” y Jesús enseña el Padrenuestro. Esta oración tiene la particularidad de que no solo es enseñada en Persona por Nuestro Señor Jesucristo, sino que podemos decir que se vive en la Santa Misa. Veamos la razón.

         “Padrenuestro que estás en el cielo”: le rezamos a nuestro Padre que está en el cielo, pero en la Santa Misa, si bien se celebra en la tierra, se hace Presente, sobre el altar eucarístico, el cielo en el que está nuestro Padre celestial, el cual envía a su Hijo Jesucristo, por el Espíritu Santo, a la Sagrada Eucaristía.

         “Santificado sea tu Nombre”: el Nombre de Dios, Tres veces Santo, es santificado por Nuestro Señor Jesucristo en Persona, al renovar en el altar eucarístico su Santo Sacrificio de la Cruz, de modo incruento y sacramental.

         “Venga a nosotros tu Reino”: por la Santa Misa, viene a nuestro presente, a nuestro aquí y ahora, no solo el Reino de Dios, sino el Rey del Reino de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, en la Sagrada Eucaristía.

         “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”: la voluntad santísima de Dios es que todos nos salvemos por medio del Santo Sacrificio de la Cruz y en la Santa Misa, Nuestro Señor Jesucristo cumple la voluntad del Padre, al renovar de manera incruenta y sacramental el Sacrificio de la Cruz, por el cual somos salvados.

         “Danos hoy nuestro pan de cada día”: en la Santa Misa, Dios Padre no solo nos provee del pan material, el pan de la mesa, el alimento del cuerpo, sino sobre todo el Pan de Vida eterna, que nutre al alma con la Vida Divina del Cordero de Dios, Cristo Jesús.

         “Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”: por la Santa Misa, Dios Padre nos perdona nuestros pecados incluso antes de que se lo pidamos, puesto que por pedido suyo, Nuestro Señor Jesucristo entrega su Cuerpo en la Eucaristía y derrama su Sangre en el Cáliz, para el perdón de nuestros pecados.

         “No nos dejes caer en la tentación”: por la Santa Misa, recibimos la fuerza divina del mismo Hijo de Dios, Jesucristo, al comulgar la Sagrada Eucaristía y con esta fuerza divina no solo no caemos en la tentación, sino que crecemos cada vez más en la imitación del Cordero de Dios, Cristo Jesús.

         “Y líbranos del mal”: en la Santa Misa somos librados del mal en persona, el ángel caído, Satanás, la Serpiente Antigua, porque por el Santo Sacrificio del altar, Nuestro Señor Jesucristo aplasta la cabeza de este monstruo del Infierno, derrotándolo para siempre, sepultándolo en el Infierno.

         Por todas estas razones, vemos que el Padrenuestro es una oración que no solo se reza, sino que se vive en la Santa Misa.

 

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