martes, 24 de octubre de 2023

“Dichoso el criado a quien su señor, al regreso, lo encuentre en vela”


 

“Dichoso el criado a quien su señor, al regreso, lo encuentre en vela” (Lc 12, 35-38). Para entender el dicho de Jesús, debemos tener en cuenta que los elementos naturales se tienen que reemplazar por los sobrenaturales. Así, el señor que regresa, es Nuestro Señor Jesucristo, quien regresa, ya sea el día en el que debemos partir de esta vida a la otra, o que regresa en su Segunda Venida en la gloria; el criado es el alma del bautizado, que debe estar “en vela”, es decir, no durmiendo, sino en estado de vigilia, esperando precisamente el regreso de su señor. Esto quiere decir que todo cristiano tiene que estar preparado para el día en el que deba partir de esta vida a la otra, es decir, debe estar preparado para la muerte, para poder afrontar el severo juicio del Justo Juez, quien juzgará sus obras personales en lo que el Catecismo llama “Juicio Particular”, juicio de cuya sentencia depende nuestro destino eterno, cielo o infierno, siendo el purgatorio la antesala del cielo, y juicio cuyo resultado será ratificado, es decir, no será modificada la sentencia, en el Día del Juicio Final. “Estar en vela”, significa que el alma debe estar en gracia, por la recepción de la gracia santificante a través de la Confesión Sacramental y la Eucaristía; “estar en vela”, además, significa tener las manos llenas de obras de misericordia, de manera que Nuestro Señor Jesucristo pueda decir a dicha alma: “Ven, bendito de mi Padre, al Reino que está preparado para ti”.

Que nuestra Madre del Cielo interceda para que no caigamos en el sueño de la falta de fe, de la ausencia de la gracia, de la carencia de obras de misericordia, para que estemos en grado de salir al encuentro de Nuestro Señor cuando Él nos llame ante su Presencia.

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