jueves, 14 de junio de 2012

Movido por el Espíritu Santo el rey David reconoce la divinidad del Mesías, el Cristo



“Movido por el Espíritu Santo el rey David reconoce la divinidad del Mesías, el Cristo” (cfr. Mc 12, 35-37). El evangelio plantea la cuestión de la divinidad de Cristo: David, siendo rey y por lo tanto señor, llama “Señor” a Dios, el mismo Dios con el cual Jesús de Nazareth se auto-identifica.
Por lo tanto, Jesús se revela como Dios, como el Dios a quien David llama “Señor”.
Este tema de la divinidad de Cristo es de capital importancia, tanto más, cuanto que la secta neo-pagana de la Nueva Era insiste en presentar un falso cristo, un anti-cristo, un cristo que es solamente un hombre, o un cristo panteísta, una especie de fuerza cósmica vital que anima al universo, pero que de ninguna manera es Dios Hijo en Persona.
Ahora bien, si Cristo no es Dios, como lo afirma la Nueva Era, entonces todo el edificio espiritual de la Iglesia se viene abajo: Dios no es Uno y Trino, y el Hijo no se encarnó, ni tampoco prolonga su Encarnación y su misterio pascual en el altar, ni se dona a sí mismo en la Eucaristía, ni da la filiación divina en el bautismo, ni perdona los pecados en la confesión, ni transubstancia el pan y el vino en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Santa Misa, con su omnipotencia divina, por medio del sacerdote ministerial, y por lo tanto, no tiene nada de lo que el cristiano cree y practica.
Y al revés, es verdad todo lo que la Nueva Era o Conspiración de Acuario falsamente enseña: yoga, reiki, adivinación, esoterismo, luciferismo, ecologismo, etc.
Precisamente, es tarea del cristiano defender la verdad de la divinidad de Cristo Dios, presente en Persona en el sacramento de la Eucaristía, principalmente mediante el ejemplo de vida, apartándose del mundo y viviendo según los preceptos de la Santa Iglesia Católica.

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