sábado, 11 de septiembre de 2021

“Algunas mujeres acompañaban a Jesús y lo ayudaban”

 


“Algunas mujeres acompañaban a Jesús y lo ayudaban” (Lc 8, 1-3). El Evangelio revela, en una sola afirmación, cuán grande es, desde el inicio mismo de la religión católica, el respeto que la Iglesia Católica ha profesado desde siempre a la mujer. Contrariamente a lo que afirman los movimientos feministas, abortistas y contrarios a la vida, la Iglesia Católica ha considerado desde siempre a la mujer con una dignidad similar a la del varón, tal como lo demuestra este Evangelio. Las mujeres, dice el relato evangélico, “acompañaban y ayudaban” a Jesús y esto significa que ambas cosas las hacían voluntariamente y si lo hacían voluntariamente, era porque nadie las obligaba y porque se sentían seguras en el entorno de los discípulos de Jesús. Si el ambiente de los discípulos de Jesús hubiera sido hostil contra las mujeres, éstas no habrían “acompañado y ayudado” de ninguna manera a Jesús.

Que la Iglesia Católica haya considerado a la mujer en dignidad igual a la del varón, se ve en las grandes mujeres santas que ha dado la Iglesia Católica, desde el inicio de la Cristiandad, hasta ahora. Baste pensar con María Magdalena, con las Santas Mujeres de Jerusalén, que acompañaron a Jesús en su Camino de la Cruz, el Via Crucis, hasta mujeres de nuestros tiempos, como las santas que ofrecieron sus vidas, para dejar vivir a los hijos que llevaban en su seno materno, antes que cometer aborto. Pero la Mujer que más sobresale, entre todas las mujeres y también entre todos los varones, es sin dudas la Madre de Dios, María Santísima, Virgen y Madre, la cual, al ser concebida sin mancha del pecado original y Llena de gracia, cumple a la perfección el ser femenino en sus dos vocaciones, la consagrada –al ser Virgen- y la materna –al ser Madre de Dios-. Y es por esto que la Virgen, siendo mujer, es considerada, por su santidad, inmensamente por encima de todas las mujeres y de todos los hombres de todos los tiempos, además de estar por encima de todos los ángeles y de tal manera, que la Virgen sólo es superada, por así decirlo, en santidad, por su Hijo Jesús, por el solo hecho de ser Jesús la Santidad Increada en Sí misma. Por todas estas razones, nadie puede decir, sin faltar a la verdad, que la Iglesia no ha respetado ni tenido en valor y consideración a la mujer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario