(Domingo
XXIV - TO - Ciclo B – 2021)
“Vade retro, Satán!” (Mt
16, 20-23). Llama la atención el trato radicalmente opuesto que le dirige Jesús
a Pedro, que es su Vicario, el Vicario de Cristo Dios. En un primer momento,
cuando Pedro responde correctamente a la pregunta de Jesús acerca de quién dice
la gente que es Él, diciendo que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, Jesús lo
felicita y le dice que esa verdad no proviene de él, de Pedro, de sus
razonamientos humanos, sino que proviene del Espíritu Santo, el Espíritu del
Padre: “Esto te lo ha revelado mi Padre”. Es decir, Jesús felicita a Pedro
cuando Pedro, iluminado por el Espíritu Santo, lo reconoce como a Dios Hijo
encarnado. Pero acto seguido, en el mismo diálogo, luego de que Jesús le
revelara a Pedro y a sus discípulos su misterio pascual de muerte y
resurrección –“el Hijo del hombre tiene que sufrir mucho a manos de los
hombres, morirá en la cruz y al tercer día resucitará”-, y luego de que Pedro
se opusiera a este misterio salvífico, Jesús reprende duramente a Pedro,
llamándolo “Satanás”: “Vade retro, Satán! Tus pensamientos no son los de Dios,
sino de los hombres”. Es decir, cuando Pedro niega la cruz, cuando Pedro niega
el misterio de la redención de los hombres, que pasa por la muerte en cruz del
Hombre-Dios Jesucristo, es ahí cuando Jesús lo reprende y Jesús lo reprende porque
esta vez, Pedro no ha sido iluminado por el Espíritu Santo, sino que le ha
sucedido lo siguiente: rechazando la iluminación del Espíritu Santo, que le
hubiera permitido aceptar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo como
condición para la salvación de la humanidad, Pedro se deja llevar por su razón
humana, la cual, sin la luz de Dios, es oscuridad y tinieblas y así, llevado
por su sola razón humana, sin la luz de Dios, rechaza el sufrimiento de la
cruz, rechaza el misterio de la muerte de Jesucristo y rechaza también el
misterio de la resurrección. Es decir, Pedro, primero proclama a Cristo como a
Dios Hijo encarnado, cuando es iluminado por el Espíritu Santo, pero a renglón
seguido, dejando de lado al Espíritu Santo, su entendimiento humano no puede
comprender el misterio de la redención y por eso rechaza la cruz y con el
rechazo de la cruz, rechaza también la resurrección y ésta es la razón del duro
reproche de Jesús hacia Pedro. Pero en el reproche de Jesús hacia Pedro hay
algo más: Jesús no le dice: “Vade retro, Pedro”, sino “Vade retro, Satán”, es
decir, Jesús se está dirigiendo a Satanás y no a Pedro y la razón es que Pedro,
sin la luz del Espíritu Santo, queda con su razón humana oscurecida, pero también
se le agrega otra tiniebla, la tiniebla viviente por antonomasia, el Demonio,
el Ángel caído, el Príncipe de la oscuridad, el cual ensombrece todavía más a
la razón de Pedro y lo conduce a negar la cruz. Es por esta razón que Jesús
dice: “Vade retro, Satán” y no “Vade retro, Pedro”, porque Jesús reprende al
Ángel caído, que es quien está detrás de la negación de la cruz por parte de
Pedro.
“Vade retro, Satán!”. No debemos pensar que sólo Pedro
estuvo tentado por el Demonio, haciéndolo rechazar la cruz como único camino
que conduce al Cielo: debemos sospechar de todo pensamiento que aparezca en
nuestras mentes y corazones, que nos conduzca a negar la cruz, porque estos
pensamientos no vienen nunca del Espíritu Santo, sino que vienen de nuestras
mentes y también del Ángel caído. Estemos atentos a cualquier pensamiento que
nos sugiera renegar de la cruz, para rechazarlo prontamente, con la ayuda de la
luz de la gracia.
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