“Pasó
la noche orando” (Lc 6, 12-19). Siendo
nosotros cristianos, nuestro modelo de ser y de vida es Cristo; por lo tanto,
debemos imitarlo en lo que nuestra limitada naturaleza pueda imitarlo. Por
supuesto que no podremos imitarlo en sus milagros, porque esos milagros, como
la multiplicación de panes y peces, las resurrecciones de muertos, las pescas
milagrosas, etc., los hacía con su poder de Dios y nosotros no somos Dios, por
lo que no tenemos ese poder, pero sí podemos imitarlo en aquello en que lo
puede imitar nuestra débil naturaleza humana; en este caso, lo podemos imitar
en su oración al Padre, tal como relata el Evangelio: “Jesús subió a la montaña
a orar y pasó la noche orando a Dios”.
No
es por casualidad que Jesús suba a la montaña, porque la montaña tiene un
significado espiritual: al ser algo gigantesco, simboliza la inmensidad de
Dios; el hecho de ser la montaña algo elevado, simboliza a Dios, que está en
los cielos; también el hecho de subir hasta la cima, simboliza el esfuerzo que
debe hacer el hombre para despegarse de la tierra y de los atractivos del
mundo, para elevar su alma a Dios. Por todas estas razones, Jesús elige la
montaña para orar. Hay otros dos aspectos a considerar: el horario en el que Jesús
reza, la noche y el hecho de la oración misma: en cuanto al horario, Jesús reza
“toda la noche” y esto también tiene un significado espiritual, porque la
noche, caracterizada por las tinieblas, simboliza nuestra vida terrena, que al
ser terrena, está por eso mismo envuelta en tinieblas, al no estar en Dios y
con Dios y estas tinieblas son las tinieblas del error, del pecado y también
son las tinieblas vivientes, los demonios. Al orar toda la noche, Jesús quiere
hacernos ver que debemos orar toda la vida, es decir, toda nuestra noche,
porque sólo así obtendremos la luz de Dios, que disipa toda clase de tinieblas.
En cuanto al hecho de la oración en sí, Jesús es nuestro ejemplo, porque aunque
Él era Dios Hijo y estaba por lo tanto en permanente unión con el Padre y el
Espíritu Santo, con su humanidad se unía a la Trinidad por medio de la oración
y es así como debemos hacer nosotros, unirnos a Dios Uno y Trino por medio de la
oración, siendo las principales oraciones para nosotros, los católicos, la
Santa Misa, el Rosario, la Adoración Eucarística y luego también la oración que
brota del corazón.
“Pasó
la noche orando”. Imitemos a Cristo y pasemos nuestra vida terrena, nuestra
noche, en oración, para así alcanzar el Día sin fin, la eternidad en el Reino
de los cielos.
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