lunes, 31 de julio de 2023

“El Reino de los cielos es como un hombre que encontró un tesoro”

 


“El Reino de los cielos es como un hombre que encontró un tesoro” (Mt 13, 44-46). Jesús utiliza la imagen de un hombre que encuentra un tesoro escondido en un campo; regresa lleno de alegría, vende todo lo que tiene y compra el campo. Para entender esta parábola de Jesús, o mejor dicho, para obtener el significado espiritual y sobrenatural de la parábola, es necesario reemplazar los elementos naturales -hombre, terreno, tesoro, etc.-, por elementos sobrenaturales.

Al hacer esto, la parábola tendría este significado: el hombre que encuentra un tesoro escondido es el alma de todo bautizado en la Iglesia Católica que, por el hecho de haber sido bautizado, recibe en germen la vida de la gracia, es decir, la participación a la vida trinitaria de las Tres Divinas Personas. Ahora bien, esta fe está en germen y esto significa que debe crecer para desplegar todo su potencial y este crecer se da a través de la misma gracia, cuando el alma recibe la gracia santificante que es concedida por los sacramentos, sobre todo la Confesión y la Eucaristía. El hecho de “encontrar el tesoro”, puede significar un evento decisivo para la vida del espíritu y es precisamente el tomar conciencia, el darse cuenta -siempre bajo la luz de la gracia-, del valor invaluable, valga la expresión, de la gracia santificante, porque hace que el hombre deje de vivir con su sola vida natural, para comenzar a vivir con la vida de la Trinidad.

En el relato de la parábola, Jesús destaca un aspecto en el estado no tanto de ánimo, sino espiritual y es que después de encontrar el tesoro -después de darse cuenta del valor de la gracia y del valor de la Eucaristía, en donde está la Gracia Increada, Cristo Jesús-, regresa, con la decisión ya tomada de vender todo lo que tiene para comprar el campo y así quedarse con el tesoro, “lleno de alegría” y esto es muy importante para tenerlo en cuenta, porque la alegría que experimenta no proviene de sí mismo, de su naturaleza humana, sino de la naturaleza divina; en otras palabras, es una alegría sobrenatural, que le es participada al alma por la gracia, de modo que el alma se alegra con la Alegría Increada que es Dios en Sí mismo.

Otro elemento a tener en cuenta es la decisión que el hombre toma de “vender todo lo que tiene” con el objetivo de “comprar el campo” y así obtener el tesoro: la expresión “vender todo lo que tiene” significa que el alma, descubriendo la belleza y la alegría de la vida de la gracia, decide “vender todo lo que tiene”, es decir, decide abandonar la vida sombría de pecado, para comenzar a vivir la alegre vida de los hijos adoptivos de Dios. La causa de la alegría es la conversión eucarística: ha encontrado a Jesús en la Eucaristía y eso llena su alma de una alegría incontenible, inconmensurable, infinita, eterna, celestial.

En esta parábola, entonces, Jesús nos relata lo que podemos llamar el proceso de conversión del alma: desde las cosas bajas de la tierra, a lo más alto en el Cielo, que es la Sagrada Eucaristía.

“El Reino de los cielos es como un hombre que encontró un tesoro”. Nuestro tesoro más preciado, nuestro tesoro más precioso, es el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús; por esto mismo, pidamos la gracia de la conversión eucarística, tanto para nosotros, como para nuestros seres queridos y para todo prójimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario