martes, 20 de febrero de 2024

El Padrenuestro se vive en la Santa Misa

 



         El Padrenuestro no solo tiene la particularidad de ser la oración enseñada por Nuestro Señor Jesucristo en Persona, sino que además tiene la particularidad de ser la oración que se vive en la Santa Misa, es decir, es la oración cuyas peticiones y proposiciones se hacen realidad, en acto, en la Santa Misa y veamos las razones, meditando y reflexionando sobre cada una de las oraciones del Padrenuestro.

         “Padrenuestro que estás en el cielo”: en el Padrenuestro nos dirigimos a Dios que está en el Cielo; en la Santa Misa, por la liturgia eucarística, el altar deja de ser una construcción material, para ser una parte del Cielo, en donde está el mismo Dios, de manera que en la Santa Misa tenemos en la tierra a Dios, que vive en los cielos.

         “Santificado sea tu Nombre”: en el Padrenuestro pedimos que el Nombre de Dios sea santificado; en la Santa Misa se cumple esta petición, porque Quien santifica el Nombre Tres veces Santo de Dios es Jesucristo al ofrecerse como Víctima Inmaculada y Santa en la Sagrada Eucaristía.

         “Venga a nosotros tu Reino”: en la Santa Misa pedimos que el Reino santo de Dios venga a nosotros; en la Santa Misa esta petición se hace realidad porque como dijimos, el altar se convierte en el Cielo, donde está el Reino de Dios, con el agregado que no solo viene a nosotros el Reino de Dios, sino el Rey del Reino de Dios, Jesús Eucaristía.

         “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”: en el Padrenuestro pedimos que la voluntad de Dios se cumpla tanto en el cielo como en la tierra y en la Santa Misa esta petición se hace realidad, porque Quien la cumple es Jesucristo quien, sacrificándose en el altar de la cruz, cumple la voluntad de Dios en la tierra, salvando a quienes se unen a su Cruz y cumple la voluntad de Dios en el cielo, llevando a quienes se unen a Él por la Comunión, al seno del Padre, por el Espíritu, en el Reino de los cielos.

         “Danos hoy nuestro pan de cada día”: en el Padrenuestro pedimos a Dios que nos conceda el pan cotidiano; en la Santa Misa, Dios nos concede en acto esta petición, porque además de asistirnos con su Divina Providencia para que no nos falte el pan material, nos concede algo que ni siquiera nos imaginamos y es el Pan Vivo bajado del cielo, el Verdadero Maná celestial, la Sagrada Eucaristía.

         “Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”: en el Padrenuestro pedimos perdón por nuestras ofensas y hacemos el propósito de perdonar a quienes nos han ofendido; en la Santa Misa, Jesucristo, con su Santo Sacrificio incruento y sacramental, pide perdón al Padre por nuestros pecados y al mismo tiempo derrama sobre nuestras almas su Sangre, perdonándonos nuestros pecados en el Nombre del Padre, por el Amor del Espíritu Santo.

         “No nos dejes caer en la tentación”: en el Padrenuestro pedimos la fortaleza para no caer en la tentación; en la Santa Misa, Dios nos concede esta petición, dándonos la misma fuerza de Jesucristo para no caer en tentación, pero además, por la Sagrada Eucaristía, nos concede la gracia más que suficiente para crece en la virtud opuesta al pecado sobre el cual somos tentados.

         “Y líbranos del mal”: en el Padrenuestro pedimos a Dios que nos libre del mal, tanto físico como espiritual; en la Santa Misa Jesucristo nos libra de todo mal, principalmente del mal espiritual, el pecado, el error, la herejía y además nos libra del mal en persona, el Diablo o Satanás, el Ángel caído, ya que lo derrota para siempre por medio de su Santo Sacrificio en la Cruz, renovado incruenta y sacramentalmente en la Santa Misa.

         Por todo esto, el Padrenuestro no solo se reza, sino que se vive, en acto, en la Santa Misa.

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