martes, 27 de febrero de 2024

“¿Pueden beber del cáliz que Yo beberé?”

 


“¿Pueden beber del cáliz que Yo beberé?” (Mt 20, 17-28). Jesús les anuncia proféticamente a sus discípulos su misterio pascual de muerte y resurrección; les anuncia que deberá sufrir mucho en manos de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, les anuncia que incluso habrá de morir en la cruz, para luego resucitar al tercer día. El anuncio que hace Jesús no es el anuncio que hacen los líderes de la tierra, que prometen lo que no pueden cumplir, hasta el paraíso en la tierra, con tal de lograr el seguimiento de las masas, el aplauso de los hombres, la gloria mundana. Los líderes de la tierra prometen cosas que no dependen de ellos y cuando consiguen lo que quieren, es decir, el dinero y el poder, se convierten en tiranos, como lo dice Jesús. Pero Jesús no es así; por el contrario, Él promete lo que sí puede dar, que es el Reino de los cielos, pero por medio de la cruz, por medio del seguimiento de Él por el Camino Real de la Cruz ya que solo la Cruz es el Camino para llegar al Cielo.

Jesús promete el verdadero Paraíso celestial, la dulzura del Reino de Dios, pero a cambio de beber antes la amargura del Cáliz de la Pasión, el mismo Cáliz amargo que Él ha de beber en las Horas Santas de su Pasión Redentora. Solo así llegarán al Reino de los cielos y es por eso que Jesús les pregunta si son capaces de beber el Cáliz amargo de la Pasión: “¿Pueden beber del cáliz que Yo beberé?”. Con esto Jesús les anticipa que no es fácil ganar el Reino de los cielos y que, si lo quieren hacer, deben ineludiblemente participar de su Pasión, de su dolor por los pecados de los hombres, de sus lágrimas ante el estado de condenación eterna de la inmensa mayoría de los hombres, de sus dolores físicos, morales y espirituales a lo largo de todo el Via Crucis y finalmente, de su Muerte en Cruz. Solo si son capaces de participar de su Pasión, de beber del Cáliz del dolor, serán capaces luego de participar de la alegría de la Resurrección.

Los discípulos, movidos por el Espíritu Santo, contestan: “¡Podemos!” y efectivamente lo harán, a pesar de una primera defección en el Huerto de los Olivos, en donde dejarán solo a Jesús ante sus enemigos, porque luego darán sus vidas por Jesús y así demostrarán que sí podían beber del Cáliz de la Pasión, para luego resucitar para la eternidad con Cristo Jesús.

“¿Pueden beber del cáliz que Yo beberé?”. También a nosotros nos hace Jesús la misma pregunta, pero nosotros no respondemos por nosotros mismos, sino amparados por el manto celestial de María Santísima e invocando la asistencia del Espíritu Santo, sin lo cual es imposible participar del misterio de Jesucristo. Entonces, auxiliados por la Virgen y asistidos por el Espíritu Santo, unidos a la fe de los Apóstoles, decimos: “¡Podemos!”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario