jueves, 22 de febrero de 2024

“Vuestra justicia debe ser superior a la de los fariseos”

 


“Vuestra justicia debe ser superior a la de los fariseos” (Mc 5, 20-26). ¿Qué quiere decir Jesús con esta frase? Él mismo nos da una pista, cuando pone ejemplos de cómo debe ser la “justicia” de los cristianos: Jesús dice que antes bastaba con “no matar”, para ser justos ante Dios, pero ahora, el mero hecho de pensar o de sentir irritación o enojo contra el prójimo, ya es susceptible de condena divina. A partir de Cristo, la santidad ya no se mide solamente por los actos externos, sino también por los actos espirituales internos, los más profundos, los que surgen de la raíz del ser, de la profundidad del alma.

Esta nueva condición se basa en algo que los cristianos, a partir de Cristo, poseen y que no poseen los fariseos y es la gracia santificante concedida por los sacramentos: a través de la gracia, el alma participa de la vida trinitaria de Dios, lo cual quiere decir que ya no vive más con las solas fuerzas de la naturaleza humana, sino con la misma vida divina trinitaria; así, su amor no será el amor humano, contaminado por el pecado original, limitado, que se deja llevar por las apariencias: será un amor que participa del Amor Trinitario, el Espíritu Santo, lo cual lo llevará a santificarse en el amor y a hacer obras que lo santifiquen. Pero además hay otro aspecto que concede la gracia y es que coloca al alma en una situación de “presencia”, por así decirlo, delante de Dios, análoga a la presencia que los ángeles y santos poseen en la bienaventuranza del Reino de los cielos. En otras palabras, el alma en gracia vive en la Presencia de Dios Trino, de manera tal que no solo sus palabras, sino hasta el más mínimo pensamiento, sentimiento, movimiento del espíritu, son “vistos”, por así decirlo, por Dios, de una manera directa, real, viva, sobrenatural. Esto hace que un pequeño pensamiento, sea bueno o malo, sea pronunciado en alta voz delante de la presencia de Dios y esa es la razón por la cual la justicia del cristiano debe ser “mayor” que la de los fariseos, porque ya no basta con “no matar”, sino que ahora, un simple pensamiento de enojo, de rencor, de venganza, es pronunciado delante de la presencia de Dios, con las consecuencias que esto tiene.

“Vuestra justicia debe ser superior a la de los fariseos”. Tengamos en cuenta nuestra nueva condición de cristianos, dada por la gracia, que nos coloca en relación directa con Dios, de manera que ni el más mínimo pensamiento, sentimiento o afecto quedan fuera de la mirada de Dios y así caminemos en la Presencia de Dios en la tierra, para adorarlo en los cielos por la eternidad.

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