jueves, 22 de febrero de 2024

Fiesta de la Cátedra de San Pedro, Apóstol

 



         La Cátedra de San Pedro (en latínCathedra Petri, la sede de Pedro) es un trono de madera que, según la tradición medieval, perteneció a San Pedro como primer obispo de Roma y papa. La cátedra -o silla de San Pedro- que se conserva actualmente fue donada por Carlos el Calvo al papa Juan VIII en el siglo IX, con motivo de su viaje a Roma para su coronación como emperador romano de Occidente1.

Además de ser literalmente una silla, la cátedra de San Pedro es también el título de una fiesta litúrgica que celebra la Iglesia católica el 22 de febrero, en la que se recuerda el ministerio del Santo Padre[1]. Además, la Cátedra de San Pedro es símbolo de la doctrina católica sobre la sucesión y la autoridad del episcopado, fundamentada en el mandato de Cristo a San Pedro y a sus sucesores romanos. Entonces, la “silla” a la que se refiere esta fiesta es la cátedra u oficio del apóstol Pedro, dado personalmente por Cristo a San Pedro (Mt 16, 13-18), es el oficio pastoral supremo de Pedro que pasa a cada uno de sus sucesores como obispo de Roma, es decir, donde Pedro sirvió por última vez y donde murió mártir[2]. Es por esta razón que se celebra la Fiesta de la Cátedra de San Pedro.

La Cátedra de San Pedro representa entonces tanto a una silla real que se encuentra en Roma y que la Tradición sostiene que fue utilizada por San Pedro, como así también la Silla de San Pedro representa al papado, a la sucesión ininterrumpida de Papas a lo largo de los 2000 años de historia de la Iglesia. Dado por Cristo mismo a San Pedro en el Evangelio de Mateo, Capítulo 13, versículos 16-18[3], el oficio pastoral supremo de Pedro pasa a cada uno de sus sucesores como Obispo de Roma.

Además de que el propio Pedro utilizó la silla real, la silla tiene ante todo un profundo significado espiritual, relacionado con la misión única y especial de Pedro y sus sucesores, la de cuidar el rebaño de Cristo y así lo dice el Papa Emérito Benedicto XVI en su Audiencia General en la Fiesta de la Cátedra de San Pedro en 2006, en donde resaltó la importancia de la Cátedra y el papel fundamental que desempeña: “Celebrar la “Cátedra” de Pedro, por tanto, como lo hacemos hoy, significa atribuirle un fuerte significado espiritual y reconocerla como signo privilegiado del amor de Dios, eterno Buen Pastor, que ha querido reunir a toda su Iglesia y guíala por el camino de la salvación”. El oficio Petrino continúa el ministerio de Cristo en el mundo de manera visible para que la unidad de la Iglesia sea conocida en todas las épocas y lugares por la unidad de la fe, los sacramentos y el gobierno de los que creen en Cristo. Así, el Catecismo de la Iglesia Católica[4] enseña lo siguiente: “Cuando Cristo instituyó a los Doce, “los constituyó en forma de colegio o asamblea permanente, a la cabeza de la cual puso a Pedro, escogido de entre ellos”. ... El Señor hizo solo a Simón, a quien llamó Pedro, la “roca” de su Iglesia. Le dio las llaves de su Iglesia y lo instituyó pastor de toda la grey... Este oficio pastoral de Pedro y de los demás apóstoles pertenece al fundamento mismo de la Iglesia y es continuado por los obispos bajo el primado del Papa... El Papa, obispo de Roma y sucesor de Pedro, “es la fuente y fundamento perpetuo y visible de la unidad tanto de los obispos como de toda la compañía de los fieles”. No puede haber otra fe que la fe del Credo de la Iglesia Católica; no pueden haber otros sacramentos que los sacramentos de la Iglesia Católica; no puede haber otro gobierno que no sea el gobierno del Papa de la Iglesia Católica.

Si bien San Pedro como apóstol fue capaz de una revelación inspirada en sus escritos y enseñanzas, la muerte del último apóstol, San Juan (c. 98 d. C.), puso fin a la Revelación que había comenzado con Moisés y los profetas y se perfeccionó en Cristo (Hb 1, 1-2). El papel de los sucesores de los apóstoles ha consistido desde entonces en custodiar ese Depósito Divino de la Fe, ya sea escrita o enseñada oralmente, es decir, la Sagrada Escritura o Tradición Apostólica (2 Tes 2, 15). Cristo proporcionó una garantía de asistencia divina, prometiendo que el Espíritu Santo los ayudaría en esta tarea (Juan 14:26), dando a Pedro el deber, y por lo tanto el carisma de “confirmar a sus hermanos” (Lc 22, 31). Esto también es inherente a la promesa anterior de Cristo a Pedro de que las puertas del infierno no prevalecerán contra el Reino de cuyas llaves Pedro es custodio (Mt 16, 18-19).

Aun así, el ejercicio supremo del carisma docente del Papa se circunscribe a un contexto particular, definido por el Concilio Vaticano I como, “en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina sobre la fe o las costumbres que ha de ser sostenida por toda la Iglesia, que posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia al definir la doctrina sobre la fe o la moral. Esto significa que la infalibilidad papal es tal en tanto y en cuanto no contradiga a la Palabra de Dios Encarnada, Nuestro Señor Jesucristo.

 



[1] https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1tedra_de_San_Pedro ; Este trono se conserva como una reliquia en la Basílica de San Pedro de Roma, en una magnífica composición barroca, obra de Gian Lorenzo Bernini construida entre 1656 y 1666.

[3] “Y yo te digo, tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y los poderes de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”.

[4] CIC 880-882.


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