jueves, 14 de febrero de 2013

“Cuando el Esposo les sea quitado, entonces ayunarán”: Jesús explica el sentido del ayuno cuaresmal



“Cuando el Esposo les sea quitado, entonces ayunarán” (Mt 9, 14-15). Mientras los discípulos de Juan y los fariseos ayunan, los discípulos de Cristo, en cambio, no lo hacen, y esta actitud es la que despierta la inquietud y la pregunta: “¿Por qué tus discípulos no ayunan?”. La respuesta de Jesús es enigmática: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en el que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”.
Jesús relaciona a la tristeza con el ayuno: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos?”, es decir: “¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar mientras el esposo está con ellos?”. En cierto sentido, el ayuno se relaciona con la tristeza, porque la privación de alimentos constituye para el cuerpo un cierto mal al no recibir lo que necesita para el sustento diario. El cuerpo, si bien informado y vitalizado por el alma, es material y como tal sometido a las leyes de la materia, principalmente el desgaste y el envejecimiento y si no recibe lo que necesita se resiente en su funcionamiento; esta es la razón de la “tristeza” que le provoca al cuerpo el ayuno. Pero el ayuno se relaciona también con la alegría, porque la mortificación del cuerpo que supone el privarlo de comida permite al alma desentenderse, al menos momentáneamente, de las operaciones fisiológicas propias del proceso de la digestión, lo cual la predispone a la recepción de la gracia, con la cual a su vez ingresa el Ser divino trinitario, fuente de alegría y Alegría infinita en sí mismo. El ayuno entonces, paradójicamente, provoca cierta tristeza –de ahí la recomendación de Cristo de no poner cara triste cuando se hace ayuno-, pero al mismo tiempo provoca alegría –de ahí que Cristo dice que cuando se haga ayuno, se perfume la cabeza para que nadie note el ayuno-, y la alegría es superior a la tristeza porque se trata de la alegría del Ser divino trinitario.
“Cuando el Esposo les sea quitado, entonces ayunarán”. Jesús les quiere decir que mientras Él, el Divino Esposo, esté con los discípulos, esto es, mientras no sea el tiempo de la Pasión, entonces los discípulos no ayunarán, porque están alegres por la Presencia del Esposo, aunque todavía no esté consumada la Redención; cuando Cristo suba a la Cruz y les sea quitado de en medio, entonces sí ayunarán, porque vivirán más de la alegría de la esperanza en el Reino, conquistada por Cristo Jesús en la Cruz, que del alimento corporal. La Iglesia toda se encuentra en este último estado: se ha consumado la Redención en la cruz, Cristo ha abierto para los hombres las puertas de los cielos, su Corazón Traspasado, y desde ahora lo único que falta es que el tiempo terreno se termine para comenzar a gozar, en Cristo, de la Alegría eterna del Ser trinitario.  Éste es entonces el sentido del ayuno cuaresmal para la Iglesia: Jesús, el Divino Esposo, no está entre nosotros –por eso la tristeza del ayuno corporal- pero esperamos firmemente en la alegría de la vida eterna, conquistada por Él al precio de la Sangre de su cruz –y por eso, aunque ayunamos, estamos alegres, mucho más cuando nuestro ayuno consiste en agua, pan y vino: el agua que es la gracia santificante; el pan, que es el Pan de Vida eterna, la Eucaristía; el vino, que es la Sangre del Cordero de Dios, derramada en el cáliz del altar eucarístico.

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