“Jesús
pasó toda la noche en oración con Dios” (Lc
6, 12-19). Si bien Jesús es Dios Hijo en Persona, y en cuanto tal no necesita
de la oración, sí lo necesita en cuanto hombre, ya que es Hombre-Dios.
El
evangelista destaca que Jesús “pasa toda la noche” en oración, lo cual es en sí
mismo un indicativo de cuán necesaria es la oración: si el descanso nocturno es,
más que necesario, vital para la supervivencia –nadie puede sobrevivir sin
reponer fuerzas-, la oración es todavía mucho más importante y esencial para la
sobrevida, no solo de la vida física, sino de la vida espiritual.
En
otras palabras, lo que Jesús nos hace ver con su ejemplo de pasar toda la noche
orando, es que si bien el descanso es necesario para vivir, lo es mucho más la
oración. Y lo que se dice del descanso en relación a la oración, se dice
también de las otras funciones vitales del hombre, como la alimentación, la
hidratación, la respiración, y la comunión de vida y amor con el prójimo.
La
razón por la cual la oración es más importante que cualquier otra función
vital, es que mientras estas funciones vitales del hombre lo mantienen y lo
conservan en la vida natural, puramente humana, que no se prolonga más allá del
tiempo y que no sobrepasa los límites de la naturaleza humana, la oración, por
el contrario, concede al hombre una vida nueva, sobrenatural, que sobrepasa absolutamente
su capacidad. La oración alimenta y nutre al hombre con la Palabra de Dios, le
da de beber de la fuente del Amor divino, le hace respirar la suave brisa del
Espíritu Santo, lo hace entrar en comunión de vida y amor con las Tres Divinas
Personas.
“Jesús
pasó toda la noche en oración con Dios”. Si los cristianos comprendieran y
apreciaran los tesoros inimaginables que se encuentran en la oración, pasarían
más tiempo en oración y menos en el mundo y en la televisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario