“Muchos
vendrán en Mi Nombre, no los sigáis” (cfr. Lc
21, 5-11). Le preguntan a Jesús cuándo será la destrucción del templo y Jesús
responde profetizando acerca de dos eventos: de la destrucción del templo y de
su Segunda Venida en la gloria. En relación a la destrucción del templo, la
respuesta que da Jesús es “antes de que pase esta generación” y eso
efectivamente se cumplió, pues el templo y Jerusalén fueron arrasados por las
tropas del general romano Tito en el año 70 d. C. Con respecto a la Segunda Venida,
da varias señales, como un eclipse solar y lunar –podría ser el efecto
secundario de una guerra mundial termonuclear, que ocultaría la luz del sol y
de la luna por la acumulación en la atmósfera de residuos atómicos-, además de
terremotos, hambrunas, guerras, pestes. Pero hay un dato más que da Jesús y es
para que estemos alertas acerca de la proximidad de su Segunda Venida y es la
aparición de falsos mesías, de falsos cristos, lo cual está sucediendo en la
actualidad. Por ejemplo, en Ucrania, Serguei Torop, fundador de la secta “Ciudad
del sol”, se proclamaba ser la “reencarnación” (sic) de Jesús[1];
otro caso es el del fundador de la secta Moon; otro caso es el del fundador de
una secta en Centroamérica, llamada “Creciendo en gracia” y cuya identificación
es un tatuaje en la piel del número 666: el fundador de esta secta, llamado
José Luis de Jesús Miranda, se autoproclamaba ser el Hijo de Dios, además de
ser inmortal, aunque luego falleció por cáncer y no hay noticias de que haya
resucitado[2]; otro
caso es el del cristo de la Nueva Era, un cristo que, según los adeptos de esta
secta, se encuentra en una nave espacial, al mando de una flotilla de naves
alienígenas, a la espera de descender a la tierra en el momento oportuno. Y así,
la lista de falsos cristos puede extenderse casi al infinito.
Pero
a esta larga lista de falsos cristos, le sucederá un último falso cristo, el
último de todos, el que precederá inmediatamente a la Segunda Venida del
Verdadero Cristo y será el Anticristo por antonomasia; será el Anticristo
último, un ser humano poseído por Satanás, que será el vicario de Satanás y
cuya maldad excederá inimaginablemente a sus predecesores. El último Anticristo
hará falsos prodigios, falsos milagros y así logrará confundir a muchos;
suprimirá el Santo Sacrifico del Altar, la Santa Misa; suprimirá la Eucaristía porque
dirá que ya no hace falta alimentarse con el Cuerpo y la Sangre de Cristo,
porque él ya está entre nosotros; en lugar del Sacrificio del Altar y en lugar
de la Eucaristía, entronizará la “abominación de la desolación”, un ídolo
demoníaco, al cual hará adorar por la fuerza a todos los hombres; además, se
entronizará a sí mismo como si fuera Dios y hará que todos reciban la marca de
la Bestia –la Masonería-, marca sin la cual “nadie podrá comprar ni vender”,
como lo dice el Apocalipsis y como parece ser un antecedente el Pasaporte
Sanitario.
“Muchos
vendrán en Mi Nombre, no los sigáis”. El Único y Verdadero Cristo es el Hijo de
Dios encarnado, que murió en la cruz y resucitó y reina en los cielos eternos
con el Padre y el Espíritu Santo y que reina en los corazones de los que creen
en Él y lo aman en su Presencia Eucarística. Cualquier otro Cristo es un falso
cristo y jamás debe ser seguido.
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