(Domingo II - TP o Domingo in Albis - Ciclo B – 2024)
“Anunciarás al mundo mi Segunda Venida”. Jesús Misericordioso se le aparece a Santa Faustina Kowalska y le da varias misiones, como por ejemplo, confirmar la existencia del Infierno -aunque la Iglesia Católica lo anuncia desde hace veinte siglos, Santa Faustina es llevada en persona al Infierno para dar testimonio de él, para que nadie diga que no existe y que está vacío, sino que existe, es real y dura para siempre y está ocupado por demonios y almas condenadas; también le da la misión de recordar a los hombres que Dios es Misericordia Infinita, para que los pecadores no desesperen, aun los más empedernidos y así no teman acercarse a Dios, pidiendo perdón por sus pecados en el Sacramento de la Confesión; y entre estas misiones, como una de sus principales misiones, Jesús Misericordioso le encarga a Santa Faustina la misión de anunciar al mundo que Él está por regresar por Segunda Vez, dando como señal de su regreso inminente la misma imagen de Jesús Misericordioso. Esta Segunda Venida de Jesús en la gloria es un dogma de fe de la religión católica y aunque parezca obvio, es necesario afirmar que debemos creer que Jesús vendrá por Segunda Vez y esta verdad de fe a su vez implica otras verdades de fe, como el creer que el Hijo de Dios vino por primera vez, en Belén, en la humildad de nuestra carne -nadie se enteró de su Primera Venida, solo los pastores, quienes fueron advertidos por los ángeles, quienes les dijeron: “Les ha nacido un Redentor, vayan a adorarlo, lo encontrarán envuelto en pañales”, pero aparte de los pastores, nadie más supo de la Primera Venida de Jesús- y en esta Primera Venida vino para cumplir su misterio pascual de muerte y resurrección a través de su Sacrificio en Cruz, abriéndonos las Puertas del Cielo por el poder de su Sangre y concediéndonos la filiación divina a través de la gracia santificante, adoptándonos como hijos de Dios; la Segunda Venida será muy diferente a la Primera, porque si en la Primera pasó inadvertido, en la Segunda será visto por toda la humanidad, porque toda la humanidad comparecerá ante Él, desde Adán y Eva hasta el último hombre nacido en el último día de la historia humana; además, vendrá con su Cuerpo glorioso y resucitado, pleno de gloria y de luz divina, escoltado por todo el ejército de ángeles celestiales; vendrá en el Último Día en la gloria pero no como Jesús Misericordioso, no como el Jesús dulce, pacífico, paciente, que nos tiene una paciencia infinita hasta que nos decidamos de una vez a ser cristianos, hasta que nos decidamos de una vez a vivir los Mandamientos de la Ley de Dios, hasta que nos decidamos a vivir de la gracia que nos conceden los Sacramentos; vendrá como como Juez Justo y Verdadero, para sentenciar a toda la humanidad, a todos y cada uno de nosotros, para arrojar al Infierno eterno a los perversos y orgullosos y para conducir al Reino de los cielos a quienes lo aman a Él y a la Trinidad.
Ahora
bien, esta Segunda Venida implica también otra verdad de fe y es que estará
precedida por la asunción del Anticristo, quien dominará de modo tiránico al
mundo por un breve período de tiempo y dicho gobierno del Anticristo, el
gobierno del Nuevo Orden Mundial, un gobierno sin Dios y contra Dios, está
anunciado proféticamente por el Catecismo de la Iglesia Católica. Dice así el
Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral 675: “Antes del
advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que
sacudirá la fe de numerosos creyentes (cfr. Lc 18, 8; Mt 24,
12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cfr. Lc 21,
12; Jn 15, 19-20) desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la
forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución
aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La
impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un
seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el
lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cfr. 2 Ts 2,
4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2,
18.22)”. El Catecismo dice que antes de la Segunda Venida de Cristo, el
Anticristo vendrá y se pondrá en su lugar, engañando la fe de los creyentes, dando
una aparente solución a los problemas del hombre, pero al precio de la apostasía
de la verdad. Luego dice el Catecismo en el numeral 680: “Cristo, el
Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía no le están sometidas todas las
cosas de este mundo. El triunfo del Reino de Cristo no tendrá lugar sin un
último asalto de las fuerzas del mal”. Y en el 682: “Cristo glorioso, al
venir al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos, revelará la
disposición secreta de los corazones y retribuirá a cada hombre según sus obras
y según su aceptación o su rechazo de la gracia”. Entonces, según el Catecismo,
a esta verdad de fe de la Segunda Venida de Jesús, le corresponde también
otra verdad y es la de la llegada previa del Anticristo, antes de la Segunda
Venida de Cristo. El Anticristo se auto-proclamará como el salvador de la
humanidad, pero será un falso cristo, será una persona poseída por Satanás, que
obrará al servicio de Satanás y reinará a costas de la perversión de la Verdad,
a costas de ocultar la Verdad para brindar una “falsa solución apostatando de
la verdad”, es decir, engañando a los hombres, ocultando la Verdad Revelada en
Cristo y suplantándola con la Mentira, con la Falsedad, con el Engaño, lo cual
es propio del Padre de la Mentira, el Demonio. Y así como la señal de los
cristianos es la Verdad, la Misericordia y la Eucaristía, así habrá una señal
que identificará a los seguidores del Anticristo y es la Mentira, el Odio y la marca
de la Bestia, el número 666, tal como lo indica el Apocalipsis. Solo para
señalar un ejemplo entre miles, ya se está experimentando con un chip
subcutáneo patentado con el número 060606 y quien no lo posea, no podrá “ni
comprar ni vender”, como lo dice el Apocalipsis.
“Anunciarás
al mundo mi Segunda Venida”. Como preludio de la Segunda Venida de Cristo,
reinará el Anticristo, el cual se caracterizará por la extrema malicia, por la
malicia inhumana de su gobierno, por una malicia jamás vista y que provocará
horror entre los hombres y muy probablemente parte de esa malicia del
Anticristo ya la estamos viviendo, a través de las leyes promulgadas por
hombres sin Dios, servidores de Satanás y del Anticristo, como por ejemplo, las
leyes por las cuales se considera el asesinato de niños por nacer como derecho
humano y constitucional, y por estas leyes inicuas se producen cincuenta
millones de niños abortados por año; parte de la malicia del gobierno del
Anticristo ya la estamos viviendo porque con la sangre y las células
de esos niños abortados se producen fármacos experimentales y productos cosméticos;
parte de la malicia del gobierno del Anticristo ya la estamos viviendo porque
gran parte de la humanidad ha rechazado a Dios y a su Mesías, Cristo, y comete
día a día innumerables pecados abominables que claman venganza a la Justicia de
Dios, como homicidios, ocultismo, satanismo, espiritismo, pecados contra
natura, guerras, traiciones, adulterios y crímenes de todo tipo. “Anunciarás al
mundo mi Segunda Venida”. Como devotos de la Divina Misericordia, tenemos como
misión la misma misión de Santa Faustina, el anunciar que la Segunda Venida de
Cristo está cerca y que la imagen de Jesús Misericordioso es la señal de la
proximidad de esta Segunda Venida. Cuando venga Jesús por Segunda Vez, pondrá
fin a la malicia de los seguidores del Anticristo; hasta que eso suceda,
nuestro deber es obrar la misericordia, corporal y espiritual, como parte de
nuestra misión de anunciar que Cristo está por venir por Segunda Vez.
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