“Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,
1-6). ¿En qué sentido Jesús es Camino, Verdad y Vida? Ante todo, no es en un
sentido metafórico o simbólico, sino literalmente real. Jesús es Camino, Verdad
y Vida.
Jesús es Camino y como todo camino, comienza en algún
lugar y conduce a algún lugar; el camino se caracteriza porque comienza en un
lado y finaliza en otro, siendo así un medio para llegar a un fin. Pero no es
así en el caso de Jesús, porque Jesús es el fin en sí mismo; Él es el Principio y el Fin, es el Alfa y el
Omega; es el Camino que conduce a Dios y al mismo tiempo es el Dios al que el
alma es conducida. Jesús es el Camino al Padre y nadie va al Padre si no es por
el Camino celestial y divino que es Jesús. Cualquier camino que no sea Jesús,
conduce solo a las tinieblas, al abismo, al error, al pecado y a la muerte. El Camino
que es Jesús comienza en su Sagrado Corazón Eucarístico y finaliza en el seno
del Padre; quien transita por el Camino que es Jesús, es conducido por el
Espíritu Santo a algo que es infinitamente más grandioso, bello y majestuoso
que el Reino de los cielos y es el luminoso y misericordioso seno de Dios
Padre. Y así como no hay otro camino posible para llegar al Padre, que no sea
Jesús, así tampoco no hay otro camino posible para llegar a Jesús, que la
Virgen y Madre de Dios, María Santísima.
Jesús es Verdad, es la Verdad Absoluta e Increada, es
la Verdad Eterna e infinita, es la Verdad en Acto, de la cual participa toda
verdad. Jesús es la Verdad Primera y Última acerca de Dios, Quien además de ser
Uno en naturaleza, es Trino en Personas. Jesús es la Verdad divina absoluta,
es la Sabiduría divina en su total plenitud, porque Él procede eternamente del
Padre y el Padre expresa su Sabiduría en Jesús; todo lo que Jesús sabe y
revela, es todo el contenido de la Inteligencia Suprema, Absoluta y Divina del
Padre. Por esta razón, quien cree en las palabras y en la revelación de Jesucristo,
cree en las palabras y en la revelación del Padre: nada hay que el Intelecto divino
del Padre no haya depositado en Cristo Jesús y nada hay, en la revelación y en
las palabras de Jesús, que no esté contenido en la Mente Increada del Padre.
Creer a Cristo es creer al Padre y es creer al Amor del Padre y del Hijo, que revelan
la naturaleza íntima de Dios como Uno y Trino y la Encarnación del Verbo de
Dios, por amor misericordioso para con los hombres, para su eterna salvación.
Jesús es Vida, pero no una vida creada, sino que es la
Vida absolutamente Increada, eterna, es la Vida divina misma de la Trinidad; es
la Vida divina que brota del Acto de ser divino trinitario, que comunica y
participa de esta Vida divina, absolutamente eterna y divina, a quien lo recibe
en la Sagrada Eucaristía con fe, con amor y en estado de gracia santificante.
Jesús es la Vida divina y eterna, contenida en su plenitud en la Sagrada
Eucaristía, por eso quien se alimenta de la Eucaristía recibe y vive con la
vida misma de la Trinidad; quien se alimenta de la Eucaristía, vive ya en el
tiempo y en la historia con la vida eterna del Ser divino trinitario y si bien
vive desde ya con la vida eterna del Cordero, con una vida divina y eterna en
germen, cuando viva en el Reino de los cielos, esa Vida divina comunicada y participada
por Jesús Eucaristía ahora en el tiempo, se desplegará en la plenitud de la
abundancia de la vida divina en la vida eterna, en el Reino de los cielos.
“Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Jesús en la
Eucaristía es el Único Camino al Padre; Jesús en la Eucaristía es la Única y
Absoluta Verdad Eterna de Dios Uno y Trino; Jesús en la Eucaristía es la Vida
divina de la Trinidad, que se comunica participada al alma en cada Comunión
Eucarística. Es por esto que no hay nada más valioso que Jesús Eucaristía,
Camino, Verdad y Vida.
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