“Éste es el Cordero de Dios” (Jn 1, 29-34). Juan el Bautista ve pasar a Jesús, lo señala y dice: “Éste es el Cordero de Dios”. Esto constituye una novedad absoluta para los judíos, porque para los judíos, el cordero de Dios era el que se inmolaba en el templo. El nuevo nombre que el Bautista le da a Jesús señala la condición de Jesús, el ser el Cordero del sacrificio, y señala al mismo tiempo que los sacrificios antiguos ya han finalizado, para dar paso al nuevo sacrificio de
¿Por qué se hacían sacrificios y en qué consistían? ¿Cuál es la diferencia entre los sacrificios de
La práctica del sacrificio ritual ha existido desde siempre, desde Caín y Abel, y existió en todas las religiones de los paganos, pero sacrificios idolátricos, dirigidos a los dioses de los paganos, los cuales son demonios, como dice San Pablo[1]. El sentido del sacrificio es ofrecer a Dios lo mejor que se tiene, en reconocimiento de su soberanía y de su majestad, y de la total dependencia que de Él tenemos.
Los judíos ofrecían constantes sacrificios[2] en el templo de Jerusalén, como muestra del reconocimiento de la soberanía y la majestad de Yahvéh, y estos sacrificios eran los más perfectos de
¿Cómo eran los sacrificios de los corderos y qué se buscaba con eso? Para comprender el sacrificio del Verdadero Cordero, Jesucristo, es necesario saber cómo era el sacrifico de los corderos. En las fiestas religiosas de los judíos, los corderos eran llevados al templo, y allí eran sacrificados como ofrenda al único Dios, a Yahvéh: se derramaba su sangre en expiación de los pecados, y se consumía la carne en el fuego, como ofrenda divina.
El ritual consistía en la presentación de la víctima, momento en el que el cordero era llevado al altar de los sacrificios (Éx 29,42; Levítico 1,5; 3,1; 4,6); la inmolación, el momento en el que el sacerdote debía derramar la sangre de la víctima de la forma más rápida y completa posible, con un corte en el cuello (Lev 1,3 y ss); luego venía el rociado con la sangre, que sólo podía ser realizado por los sacerdotes (Lev 1,5; 3,2; 4,5; II Cro 29,23). Para la tradición judía esta parte del rito era como "la raíz y el principio del sacrificio", y como la sangre es la vida del cuerpo no se debe comer: es necesario derramarla sobre el altar (Lev 17,11); luego venía la quema del sacrificio, que se llamaba holocausto, si se quemaba la víctima entera. Por la acción del fuego, Yahvéh recogía el sacrificio ofrecido (Deut 4,24).
Sin embargo, a pesar de ser el verdadero culto al Dios verdadero –todos los pueblos que rodeaban a Israel eran pueblos paganos y politeístas, es decir, tenían muchos dioses-, este culto de los corderos-animales era absoluta y totalmente insuficiente para obtener el perdón de los pecados y el favor divino, el cese de su ira para con el hombre, por la maldad del corazón humano.
Es el verdadero y único Cordero del sacrificio, Jesucristo, el único que puede expiar los pecados de toda la humanidad. Él, en su Pasión, cumple todos los pasos del ritual, inaugurando una nueva Pascua,
Por último, si en el sacrificio de los judíos la ofrenda de la carne del cordero, convertida en humo por el fuego del altar, subía al cielo como ofrenda espiritual que pertenecía a Dios, y que Él recogía, en el sacrificio del Cordero, la santa misa, la ofrenda santa, que es el Cuerpo y
Si en el sacrificio de los corderos animales, estos eran sacrificados en abundancia para pedir el perdón y la expiación de los pecados de los hombres, pero su sacrificio era totalmente inútil, porque la sangre de un animal no puede, de ninguna manera, ni perdonar ni reparar el pecado del hombre, en el sacrificio del Cordero de Dios, Jesucristo, siendo Él uno solo, con su solo y único sacrificio, basta para perdonar y expiar los pecados de todos los hombres de todos los tiempos, desde Adán y Eva, hasta el último hombre nacido en el Día del Juicio Final.
“Este es el Cordero de Dios”, dice Juan el Bautista, al ver pasar a Jesús; “Este es el Cordero de Dios”, dice
[1] 1 Cor 10, 20.
[2] Las ofrendas que hacían los judíos era llamadas “korbán”, que quiere decir “venir a Dios” o “acercar a Dios” y eran ofrecidos sólo por los sacerdotes, y se hacían con el fin de expresar la sumisión a Dios, o agradecerle por sus beneficios, o en expiación por el pecado, o para pedir a Yahvéh algún favor. Cfr. Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Sacrificios_judios, voz “korbán”.
[3] Cfr. Misal Romano.
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