viernes, 9 de enero de 2015

“El Espíritu del Señor está sobre mí"


Jesús en la sinagoga

“El Espíritu del Señor está sobre mí (…) Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos” (Lc 4, 14-22). En la sinagoga, Jesús pasa a leer la lectura que corresponde al profeta Isaías y luego de haber leído el pasaje, en el que el profeta describe la misión del Mesías, Jesús dice que ese pasaje “se acaba de cumplir”, aplicando directamente el pasaje a su Persona, dando a entender claramente que Isaías estaba hablando de Él o, lo que es lo mismo, que Él es el Mesías del cual habla Isaías, lo refiere . 
Al aplicarse como referido a sí mismo el pasaje del profeta Isaías, lo que nos dice Jesús es que Isaías describe, a cientos de años de distancia, cuál será la misión del Mesías, es decir, en qué consistirá su obra de salvación, una vez venido en carne a la tierra. La misión del Mesías, entonces, está especificada en la visión de Isaías de cientos de años atrás, que se actualiza y se cumple plenamente en Jesucristo, el Hombre-Dios; esta misión consistirá en: “Llevar la Buena Noticia a los pobres, anunciar la liberación a los cautivos y dar la vista a los ciegos, y dar la libertad a los oprimidos”. Es importante saber en qué consiste la misión del Mesías, porque de esta misión mesiánica, se derivará la misión de la Iglesia, que es la continuación y prolongación, en el tiempo, del Mesías, de su Presencia salvífica y de su obrar en medio de los hombres. Si la misión del Mesías es meramente política y terrena, liberadora de realidades mundanas -tal y como lo pensaba la gran mayoría del Pueblo Elegido, que creía que el Mesías sería nacional y los liberaría, solo a ellos, de una opresión temporal y terrena, como era el Imperio Romano que los había sojuzgado-, entonces la misión de la Iglesia será meramente política y terrena, liberadora de realidades meramente mundanas, y así la Iglesia tendrá como cometido principal el dar techo a los pobres y saciar el hambre corporal de la humanidad, lo cual no la diferenciaría de una ONG terrena, más que en su orientación filantrópica.
Sin embargo, la tarea primordial del Mesías no será de orden terrenal, político y mundano, sino que será de orden espiritual y sobrenatural, por lo que la liberación será ante todo espiritual; esta misión la anuncia Jesús al leer al profeta Isaías y al aplicarse a sí mismo lo enunciado por el profeta siglos antes: su misión, por lo tanto, será el anunciar la “Buena Noticia” a los pobres, y esa Buena Noticia es la liberación a quienes están cautivos por el pecado, el error, la muerte y el demonio; dará la vista a los ciegos, sí, pero si bien Jesús hará milagros de curación física, la luz que hará ver a los ciegos es la luz de la fe, por medio de la gracia, en Él en cuanto Hombre-Dios, Redentor y Salvador de la humanidad; liberará a los oprimidos, sí, pero no a los que están oprimidos por meras enfermedades corporales, ni por problemas psicológicos, morales, espirituales o existenciales: el Mesías liberará a los oprimidos, porque los rescatará, al precio de su Sangre, de las “sombras de muerte” y de las “tinieblas” vivientes, los ángeles caídos, que son quienes oprimen a la humanidad desde la Caída Original.

“El Espíritu del Señor está sobre mí (…) Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos”. La misión del Mesías es eminentemente espiritual y sobrenatural, y por lo tanto, eminentemente espiritual y sobrenatural es la misión de la Iglesia, que es el Cuerpo Místico del Mesías, el Hombre-Dios Jesucristo. 

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