jueves, 8 de septiembre de 2016

“La gente trataba de tocarlo, porque salía de Él una fuerza que los curaba a todos”



“La gente trataba de tocarlo, porque salía de Él una fuerza que los curaba a todos” (Lc 6, 12-19). El Evangelio relata algo que, en principio, parecería ser meritorio, por parte de la gente, y es que buscan a Jesús, lo cual es bueno, pero el motivo por el que lo buscan, desvirtúa lo bueno de buscar a Jesús. El Evangelio dice que buscaban a Jesús, e incluso trataban de tocarlo, porque de Él “salía una fuerza que curaba a todos”. Es decir, es meritorio el hecho de buscar a Jesús, pero es menos meritorio el buscarlo porque “cura” las enfermedades y la razón es que, al buscar a Jesús por lo que da y no por lo que Es, entonces en última instancia se está buscando lo que Jesús puede dar, pero no a Él en Persona. En otras palabras, no está mal el hecho de buscar a Jesús para que cure una enfermedad, pero si se lo busca solo por eso, entonces se pierde lo mejor de Jesús, que no es su omniptencia divina, capaz de curar toda clase de enfermedades, sino su Amor, el Amor de su Sagrado Corazón, que es el Amor mismo de Dios.

“La gente trataba de tocarlo, porque salía de Él una fuerza que los curaba a todos”. Si buscamos a Jesús sólo por lo que da y no por lo que Es, en el fondo, tenemos la misma actitud egoísta y desinteresada de la multitud, que lo buscaba porque “salía de Él una fuerza que los curaba a todos”. Es por esto que debemos preguntarnos: ¿buscamos a Jesús Eucaristía por lo que Él Es, Dios de infinita majestad y gloria, o lo buscamos sólo porque puede darnos solución al problema que nos aqueja? ¿Buscamos a Jesús Eucaristía por ser Él quien Es, Dios Tres veces Santo, ante quien se postran los ángeles del cielo, sin atreverse siquiera a levantar la mirada, o lo buscamos porque hay un asunto temporal que nos aflige? ¿Buscamos a Jesús para adorarlo, amarlo, darle gracias, porque murió en la cruz por nuestra salvación derramando su Sangre por nosotros, o lo buscamos para que nos quite un problema que nos urge? ¿Buscamos a Jesús en la Eucaristía para tributarle el honor, el amor y la adoración y la acción de gracias, por permanecer entre nosotros en el sagrario, para darnos el Amor de su Corazón, o lo buscamos sólo porque puede quitarnos una aflicción que tenemos? Como hicieron los santos, busquemos a Jesús por lo que Es, y no por lo que da, tal como nos enseña Santa Teresa de Ávila: “Hay que buscar al Dios de los consuelos, y no a los consuelos de Dios”.

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