miércoles, 9 de octubre de 2019

“El Padre dará el Espíritu Santo a quien se lo pida”



“El Padre dará el Espíritu Santo a quien se lo pida” (Lc 11, 5-13). En este Evangelio, Jesús nos hace varias revelaciones asombrosas. Por un lado, nos enseña la necesidad de la perseverancia en la oración, por medio de la parábola del padre de familia que a pesar de ser importunado en horas de la noche, le da a su amigo el pan que éste le pide, sólo por su insistencia. Nos enseña también que en la oración debemos tener una gran confianza en la misericordia y en la bondad de Dios, quien nos dará lo que le pedimos en la oración –si eso conviene a la salvación de nuestras almas- en virtud de su bondad y misericordia, porque si nosotros, que “somos malos” damos cosas buenas –para ejemplificar esto, Jesús dice que “nadie será tan malvado de dar una piedra a quien le pide pan, o una serpiente si le pide un pez, o un escorpión si le pide un huevo”-, cuánto más dará el Padre cosas buenas a quienes se lo pidan con fe y con amor y también con perseverancia. Pero hacia el final, Jesús hace una revelación todavía más asombrosa, que sería imposible siquiera de imaginar si Él no nos la revelara: el Padre no sólo dará cosas buenas a quienes se lo pidan por medio de una oración perseverante, sino que dará al mismo Espíritu Santo en Persona, al Amor de Dios: “El Padre dará el Espíritu Santo a quien se lo pida”.
Muchas veces pedimos a Dios por lo que necesitamos, tanto desde el punto de vista material como espiritual y luego de este Evangelio, estaremos seguros de que Dios nos las concederá, si rezamos con perseverancia y con confianza en su bondad. Pero también debemos preguntarnos: ¿pedimos el Espíritu Santo a Dios Padre? Solemos pedir y pedir muchas cosas y cosas buenas, pero, ¿pedimos el Espíritu Santo al Padre? Ésta es una de las revelaciones más asombrosas que hace Jesús: Dios Padre nos ama tanto, que no dudará en dar su Amor, el Amor de Dios, el Espíritu Santo, a quien se lo pida. Para la próxima vez que pidamos algo a Dios, pidamos en primer lugar que nos dé el Espíritu Santo, porque teniendo al Espíritu Santo con nosotros, lo tenemos todo.

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