miércoles, 9 de octubre de 2019

El Padrenuestro se vive en la Santa Misa



         El Padrenuestro es una oración muy especial, no solo porque Él nos la enseñó, sino porque se vive en un lugar y en un momento muy especiales, la Santa Misa.
         En efecto, cada petición del Padrenuestro se cumple en la Santa Misa. Veamos.
         “Padrenuestro que estás en el cielo”: rezamos a Dios como nuestro Padre que está en el cielo, pero en la Misa ese cielo viene a nosotros, porque en el tiempo en que dura la Misa, el altar no es lo que parece, sino una porción del cielo, en donde está nuestro Padre Dios.
         “Santificado sea tu Nombre”: pedimos la santificación del nombre de Dios Uno y Trino, pero en la Misa quien santifica y glorifica el nombre Tres veces Santo de Dios es Jesucristo, al renovar de forma incruenta su sacrificio en la cruz, sobre el altar.
         “Venga a nosotros tu Reino”: pedimos que venga el Reino de Dios, pero en la Misa, por el poder del Espíritu Santo, viene a nosotros no sólo el Reino de Dios, al convertirse el altar en una porción del cielo, sino que viene el mismo Rey del Cielo, Cristo Jesús, quien se queda oculto en la Eucaristía.
         “Hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo”: la voluntad tres veces santa de Dios es que todos los hombres nos salvemos y esta voluntad se cumple en la Misa, porque Jesús renueva su sacrificio incruenta y sacramentalmente para que nos salvemos.
         “Danos hoy nuestro pan de cada día”: por la Misa, no solo se nos da el pan material, el pan de la mesa, el alimento terreno, sino que recibimos algo que ni siquiera nos imaginamos, y es el Pan del cielo, el Pan de Vida eterna, la Sagrada Eucaristía.
         “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”: pedimos perdón por nuestras ofensas, al tiempo que ofrecemos perdón a quienes nos ofenden: en la Misa, Cristo Dios se ofrece al Padre en sacrificio, para perdonarnos en la Cruz y al mismo tiempo nos da las fuerzas y el Amor necesario para perdonar a nuestros enemigos, a quienes nos ofenden.
         “No nos dejes caer en la tentación”: esta petición se cumple en la Misa, porque por la Cruz y por la Eucaristía, Cristo Dios derrota al Mal personificado, el Demonio, concediéndonos al mismo tiempo la fuerza necesaria para no solo no caer en la tentación, sino para mantenernos en gracia.
         “Amén”: en la Misa se reza el triple “Amén” con el cual reconocemos el poderío, la sabiduría, el Amor y la majestad de Dios Uno y Trino, ofrecidos por nosotros por Cristo Jesús desde la Eucaristía.
         Por todas estas razones es que decimos que el Padrenuestro se vive en la Santa Misa.

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