miércoles, 24 de febrero de 2021

“En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos”


 

“En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos” (Mt 23, 1-12). Jesús advierte a sus discípulos acerca de un grave peligro que acecha a la verdadera religión del Pueblo Elegido, la religión del Dios Uno. Lo que Jesús advierte es que, en el lugar de Moisés, quien es el que ha recibido las Tablas de la Ley de parte de Dios, se han instalado “escribas y fariseos”, hombres en apariencia religiosa, que se ocupan de las cosas de Dios y que viven en el Templo y del Templo, pero que con sus conductas perversas y con sus enseñanzas de preceptos puramente humanos han pervertido la religión, convirtiéndola en un mero cumplimiento de preceptos humanos y no divinos.

Ahora bien, en apariencia, continúan el legado de Moisés, pero no cumplen los Mandamientos de Dios, por eso es que Jesús advierte que: “dicen una cosa y hacen otra” y es por esto que instruye a sus discípulos para que “hagan lo que les digan, pero que no imiten sus obras”, porque lo que hablan es santo, pero lo que hacen es puramente humano. En muchos otros lugares Jesús condena esta doble actitud de los escribas y fariseos, quienes hacen consistir la religión en el cumplimiento de costumbres puramente humanas, como el lavado de manos y de vajillas, olvidando al mismo tiempo la esencia de la religión, esto es, “la misericordia, la justicia y la compasión”. Los escribas y fariseos imponen duras cargas a los demás, pero ellos no se las imponen a sí mismos; incluso, son capaces hasta de dejar en la calle a sus propios padres, con tal de quedarse con el dinero del Templo. Al mismo tiempo, la dureza del corazón hacia el prójimo les hace olvidar el amor debido a Dios Uno, además de la piedad, la devoción, el fervor y la adoración debida al Dios de la Alianza; de ahí la advertencia de Jesús a sus discípulos.

“En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos”. La advertencia de Jesús no es solo para los escribas y fariseos y no es solo para su tiempo: es también para nosotros, porque abarca todos los tiempos, hasta el fin del mundo. También nosotros podemos convertirnos en escribas y fariseos, en el sentido de tener un comportamiento farisaico y lo hacemos toda vez que olvidamos que la esencia de la religión es la misericordia, la justicia y la compasión para con el prójimo. No significa que esté mal o que no se deban cumplir los ritos externos del culto, pero si hacemos esto y olvidamos lo otro –la misericordia, la justicia, la compasión-, entonces sí nos estaremos convirtiendo en fariseos, en vaciadores del contenido de la verdadera religión. Tengamos siempre presentes las palabras de Jesús, para que no cometamos el error de escribas y fariseos, de vaciar de contenido sobrenatural, milagroso y misterioso, a nuestra religión católica, convirtiéndola en una sombra racionalista de lo que realmente es.

 

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