“El
Reino de Dios está entre ustedes” (Lc 17,20-25).
La Encarnación, es decir, la Venida del Hijo de Dios a este mundo, tiene por
objeto el anuncio de la llegada, entre los hombres, de un reino que no es de
este mundo, sino que es del cielo: el Reino de Dios, el Reino de los cielos. Este
Reino será plenamente visible en la otra vida, en la vida eterna, pero ya en
esta vida, dice Jesús, “está entre nosotros”, como un anticipo, en el tiempo,
de lo que será la vida eterna.
¿Cómo
es este “Reino de Dios” que está ya entre nosotros? Tal como lo dice Jesús, no
es un reino “ostensible”, es decir, visible, sensible, que pueda ser captado
por los sentidos, y a diferencia de los reinos humanos, que ocupan una
extensión geográfica, el Reino de Dios es a-geográfico y sin embargo, a pesar de esta característica, Jesús afirma que está presente "entre nosotros". Para saber en qué
consiste esta “presencia” en medio nuestro, tenemos que recordar lo que dice
San Pablo, acerca de en qué consiste este Reino celestial: “El Reino de Dios es justicia, gozo y paz en el
Señor” (cfr. Rm 14, 17), y esto es fruto a su vez de la Presencia del Espíritu Santo en el alma.
Es decir, el Reino de Dios consiste en la Presencia del Espíritu Santo en el alma, Espíritu que convierte al cuerpo en templo suyo y colma al alma de sus dones. Pero, debido a que el que dona el Espíritu Santo, junto al Padre, es Jesús –porque Jesús en cuanto Hombre y en cuanto Dios, espira al Espíritu Santo-, es necesario que Jesús esté en el alma; ahora bien, puesto que Jesús entra en el alma por medio de la fe, del amor y de la comunión eucarística y puesto que para que Jesús pueda hacer esto último, esto es, entrar en el alma y soplar el Espíritu Santo, es necesario el estado de gracia, resulta entonces que, el Reino de Dios que “está entre nosotros”, es la gracia santificante, puesto que por ella viene Jesús Eucaristía al alma e insufla el Espíritu Santo, con lo cual da inicio al Reino de Dios en el alma, aun viviendo en esta tierra, en este tiempo, como anticipo del Reino de Dios en el que vivirá si, por gracia de Dios y por la Misericordia Divina, persevera hasta el fin en el estado de gracia.
Es decir, el Reino de Dios consiste en la Presencia del Espíritu Santo en el alma, Espíritu que convierte al cuerpo en templo suyo y colma al alma de sus dones. Pero, debido a que el que dona el Espíritu Santo, junto al Padre, es Jesús –porque Jesús en cuanto Hombre y en cuanto Dios, espira al Espíritu Santo-, es necesario que Jesús esté en el alma; ahora bien, puesto que Jesús entra en el alma por medio de la fe, del amor y de la comunión eucarística y puesto que para que Jesús pueda hacer esto último, esto es, entrar en el alma y soplar el Espíritu Santo, es necesario el estado de gracia, resulta entonces que, el Reino de Dios que “está entre nosotros”, es la gracia santificante, puesto que por ella viene Jesús Eucaristía al alma e insufla el Espíritu Santo, con lo cual da inicio al Reino de Dios en el alma, aun viviendo en esta tierra, en este tiempo, como anticipo del Reino de Dios en el que vivirá si, por gracia de Dios y por la Misericordia Divina, persevera hasta el fin en el estado de gracia.
Es
esto lo que Jesús quiere decir cuando dice: “El Reino de Dios está entre
ustedes”.
Es bueno leer la palabra de Dios; es mucho mejor engolocinarse con ella; es plenitud enamorarse de ella, pero mucho más admitirla y vivirla en tu propio corazón. Si asi sucede, es porque Jesucristo anida en tu ser y ya no es tu voluntad sino la suya la que rige nuestros pasos por el peregrinar nuestro por este mundo.
ResponderEliminarPortales como el de ustedes que exaltan el corazón de Jesús en cada uno de nosotros, son los que dan salud y vida espiritual. Mis agradecimientos y felicitaciones.
Raferlee. "raferole@Yahoo.com
GRACIAS Y BENDICIONES
ResponderEliminar