La Madre del Niño del Pesebre no es una madre más entre
tantas: es la Madre de Dios, porque su Niño es Dios Hijo encarnado; en su
concepción virginal, no hubo intervención alguna de varón, sino que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. La Madre del Niño del Pesebre
es, por eso mismo, al mismo tiempo, Virgen y Madre, porque sin perder su
virginidad, concibió y dio a luz, milagrosamente, al Niño Dios, Dios Hijo encarnado.
La Madre es Aquella Mujer del Génesis, Enemiga de la Serpiente Antigua, cuya
descendencia habría de aplastarle su orgullosa cabeza; la Madre del Niño del
Pesebre es la Mujer de los Dolores que, al pie de la cruz, a la par que consuela
a Dios Hijo, que agoniza y muere en medio de los terribles dolores de la
crucifixión, para salvar a los hombres, al mismo tiempo, se convierte, por
mandato divino, en Madre adoptiva y espiritual de toda la humanidad, adoptando
en el Apóstol Juan a todos los hombres, por pedido postrero del Corazón de
Jesús, que quiere ver salvados a todos los hombres descarriados, y para eso les
da a su Madre como a Madre adoptiva; la Madre del Niño de Belén es la Mujer
revestida de sol del Apocalipsis, y está revestida de sol porque está
inhabitada por el Sol de justicia, Jesucristo, que por ser Dios, es la Gracia
Increada y la Gloria divina en Persona, y por eso es Luz y por inhabitarla con
su luz, se irradia desde la Virgen, y así la Virgen, emitiendo la Luz eterna,
Jesucristo, es la señal que aparece en los cielos, dada por la Trinidad, de que
Dios ha venido carne para salvar al mundo por el sacrificio de la cruz; finalmente,
la Madre del Niño del Pesebre es la Madre de la Iglesia que, así como estuvo al
lado de la cuna en el Pesebre de Belén y así como estuvo al pie de la cruz en
el Calvario, así está, de pie, en el altar, en la Santa Misa, en la renovación
sacramental del santo sacrificio de la cruz, para dar, a sus hijos adoptivos,
el alimento del alma, la Eucaristía, el Pan de Vida eterna, su Hijo Jesús, el
Niño de Belén.
Adorado seas, Jesús, Cordero de Dios, Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Dios oculto en el Santísimo Sacramento del altar. Adorado seas en la eternidad, en el seno de Dios Padre; adorado seas en el tiempo, en el seno de la Virgen Madre; adorado seas, en el tiempo de la Iglesia, en su seno, el altar Eucarístico. Adorado seas, Jesús, en el tiempo y en la eternidad.
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