miércoles, 31 de diciembre de 2014

Octava de Navidad 7 2014 El padre adoptivo del Niño del Pesebre


         Cuando se contempla el Pesebre de Belén, parece una típica escena familiar palestina de hace veinte siglos: una madre, un hijo recién nacido, un padre. La particularidad es que el niño ha nacido en una gruta, en un refugio para animales, por lo que el grupo familiar, además de encontrarse en este particular lugar, está rodeado por los “propietarios” del lugar, los dos mansos y humildes animales, el buey y el asno. Sin embargo, la “típica escena familiar palestina de hace veinte siglos”, esconde, a la par que revela, secretos admirables, provenientes de la eternidad misma de Dios Trino; secretos que escapan a la mente humana y angélica, por ser tan altos, tan sublimes, tan fascinantes y tan majestuosos. La madre no es una madre más entre tantas: es Madre y Virgen, porque es la Virgen profetizada por Isaías[1], la señal dada por Dios en Persona: “he aquí el Señor os dará una señal: una Virgen concebirá y dará a luz un hijo (…) será llamado “Emmanuel”, “Dios con nosotros”; el Niño no es uno más entre tantos, sino Dios Hijo en Persona, como lo había anunciado el Ángel a la Virgen: “El poder del Altísimo te cubrirá (…) concebirás y darás a luz un hijo, que será llamado “Hijo del Altísimo”” y por eso el Niño es Niño Dios; por último, el padre de este niño, no es un padre más entre tantos: San José es el padre adoptivo del Niño Dios, elegido por el Eterno Padre debido a su santidad, a su pureza, a su castidad, para que eduque y cumpla la función de padre terreno de su Hijo Eterno encarnado. San José es padre adoptivo del Niño Dios, y es esposo meramente legal de la Virgen y Madre, porque en la concepción del Niño no intervino varón alguno, puesto que el Niño es Dios Hijo y fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, en el seno virgen de María Santísima. La escena familiar palestina de hace veinte siglos, revela un secreto sorprendente: es la Sagrada Familia de Nazareth, en donde todo es santo, porque todo está centrado en el Niño del Pesebre, Jesús, el Niño Dios.



[1] 7, 14.

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