martes, 19 de marzo de 2019

“¿Pueden beber del cáliz que Yo he de beber?”



“¿Pueden beber del cáliz que Yo he de beber?” (Mt 20, 17-28). Jesús les anuncia su próxima Pasión a sus discípulos y luego de hacerles el anuncio, se les adelanta la madre de los Zebedeos y, postrándose ante Él, le pide que sus dos hijos se sienten al lado de su trono, a su derecha e izquierda. Jesús le responde que “no saben lo que piden” porque la gloria que ellos piden, el sentarse a la derecha e izquierda del trono de Jesús en los cielos, no se consigue tal como se consigue la gloria entre los hombres. Entre los hombres, quienes quieren subir al poder, lo hacen por medio de intrigas, traiciones e incluso hasta muertes, porque el poder terreno enceguece al hombre y le hace perder la razón. Por eso Jesús les dice que los “jefes de los pueblos los tiranizan y los oprimen”, porque sabe que el hombre, contaminado por el pecado original, desea el poder pero por el poder y la riqueza, no por el bien común de los demás y por eso, cuando llegan a lo alto en la escala del poder, se comportan como verdaderos tiranos. Quienes se sientan a la derecha e izquierda en el caso de los jefes terrenos, se comportan como verdaderos tiranos que oprimen a los pueblos, porque se sirven del poder en beneficio propio.
No es así en el caso de los discípulos de Jesús y eso se los deja bien en claro el mismo Jesús: quien quiera puestos de poder en el cielo, debe ocupar en la tierra puestos de servidumbre y la gloria del cielo no se obtiene si no se pasa antes por la ignominia de la Pasión. Por eso Jesús dice: “el que quiera ser grande, que sea servidor y el que quiera ser primero, que sea esclavo de los demás”. Además, al revelarles la Pasión que Él deberá sufrir, les adelanta que la gloria celestial se obtiene al precio altísimo de la cruz y la Pasión.
“¿Pueden beber del cáliz que Yo he de beber?”. Al hacerles esta pregunta, Jesús les pregunta si están dispuestos a sufrir con Él la Pasión y si están dispuestos a ser los últimos, los esclavos de todos en la tierra, para ser los primeros en el cielo. Los hermanos responden “Podemos”, dando una clara respuesta de que están dispuestos a seguir a Jesús en el Camino del Calvario y que están dispuestos a ocupar los últimos puestos en la tierra, con tal de obtener los primeros puestos en el Reino de Dios.
“¿Pueden beber del cáliz que Yo he de beber?”. También a nosotros nos pregunta Jesús lo mismo y nosotros, guiados por Cristo y su Espíritu, le respondemos, junto con los hijos de Zebedeo: “Podemos”.

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