viernes, 13 de agosto de 2021

“¿Cuál es el Mandamiento más grande de la Ley?”

 


“¿Cuál es el Mandamiento más grande de la Ley?” (Mt 22, 34-40). Un doctor de la Ley le pregunta a Jesús cuál es el mandamiento más grande de todos y Jesús le responde que es “amar a Dios y al prójimo como a uno mismo”. Ahora bien, hay que entender que este mandamiento es válido hasta antes de Cristo, porque después de Cristo, el mandamiento, si bien seguirá siendo el más importante, poseerá un elemento que no lo posee antes de Cristo. ¿Cuál es ese elemento? El Amor de Dios, que no estaba presente en el Antiguo Testamento. En efecto, hasta antes de Cristo, el mandamiento más importante mandaba amar a Dios y al prójimo como a uno mismo “con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente”, es decir, se enfatiza que el amor con el que se debe cumplir el Primer Mandamiento, el más importante, es un amor humano, con todas las características que esto tiene. El amor humano, por definición, es limitado, porque el ser humano es limitado; además, está “contaminado”, por así decirlo, con el pecado original, de ahí su debilidad y su tendencia a hacer acepción de personas.

Entonces, hasta Cristo, el Primer Mandamiento, el más importante, se cumplía mediante el amor humano; después de Cristo, el amor con el que se debe cumplir el Primer Mandamiento es el Amor de Dios, el Espíritu Santo, porque así lo dice Jesús: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado”. Jesús introduce esta salvedad en el Primer Mandamiento y es el amar al prójimo –y también a uno mismo y por lo tanto a Dios- “como Él nos ha amado”, por lo que surge la pregunta: ¿con qué amor nos ha amado Jesús? Y la respuesta es: Jesús nos ha amado con el Amor de su Sagrado Corazón, que es el Amor de Dios, el Espíritu Santo. Entonces, a partir de Jesús, el Primer Mandamiento sigue siendo el más importante, pero ahora se cumple no con el amor humano, sino con el Amor del Sagrado Corazón, el Amor de Dios, el Espíritu Santo, quien es el que lleva al alma a dar la vida en la cruz por amor a Dios y al prójimo. Ésta es entonces la diferencia en el Primer Mandamiento, antes de Jesús y después de Jesús.

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