jueves, 16 de diciembre de 2021

“Genealogía de Jesucristo, hijo de David”

 


“Genealogía de Jesucristo, hijo de David” (Mt 1, 1-17). Este Evangelio es muy importante porque demuestra que Jesús de Nazareth no fue un mito o una invención de las primeras comunidades cristianas, como muchas teorías ateas y anticristianas lo sostienen, ya que a través de este Evangelio, se puede rastrear el origen humano del Señor Jesús. Sin embargo, a este Evangelio se lo debe complementar con el Evangelio de la Anunciación, en donde se demuestra que Jesús de Nazareth es el Hijo de Dios encarnado. Es decir, puesto que Jesús de Nazareth es Dios y hombre al mismo tiempo, con dos naturalezas, sin mezcla ni confusión, unidas estas naturalezas en la Persona divina del Verbo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad, es necesario no solo comprobar su origen humano, de su naturaleza humana, sino también su origen divino, el de su Persona divina y esto por medio del Evangelio de la Anunciación. En efecto, en este Evangelio, el Ángel le anuncia a María que concebirá “por obra del Espíritu Santo”, esto es, sin concurso de varón; por otra parte, le dice que el fruto de la concepción será llamado “Hijo del Altísimo” y el Hijo del Altísimo no es otro que el Hijo de Dios, el Verbo del Padre, la Sabiduría de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad. De manera tal que, según el Anuncio del Ángel a la Virgen, Aquel que será concebido en su seno virginal, no será el fruto de una relación esponsal humana, sino una obra de Dios Uno y Trino y el que se encarnará en su seno no será un niño entre tantos, sino el Niño Dios, la Segunda Persona de la Trinidad.

La Genealogía de Nuestro Señor Jesucristo, unida al Evangelio de la Anunciación, nos demuestran claramente que el fruto del seno de la Virgen no es un hombre, sino Dios hecho hombre sin dejar de ser Dios y por eso uno de los nombres propios del Hijo de la Madre de Dios es el de “Hombre-Dios”. Su condición de hombre perfecto está atestiguada por el Evangelio de la genealogía; su condición de Dios Hijo, está atestiguada por el Evangelio de la Anunciación. Es este Hombre-Dios el que nace en Belén como Niño Dios y es el mismo que se nos entrega, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en cada Eucaristía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario