miércoles, 29 de diciembre de 2021

Octava de Navidad 3

 



(Ciclo C - 2021 – 2022)

          Una de las características principales del Nacimiento del Niño Dios es que ocurre en la noche, es decir, cuando ya se ha ocultado el sol y las tinieblas invaden el ambiente. Ahora bien, este hecho, que el Nacimiento se produzca en la noche, no es algo fortuito ni casual, sino que tiene un significado simbólico, puesto que está representando realidades sobrenaturales y celestiales. Esto nos lleva a preguntarnos qué significa la noche y también qué significa el Nacimiento del Niño Dios en relación a la noche. El significado simbólico y espiritual de la noche es que la noche se caracteriza,, obviamente, por las tinieblas; trasladado esto al mundo espiritual, las tinieblas de la noche cósmica, la que sobreviene cuando se oculta el sol, representan, las triples tinieblas espirituales en las que está envuelta la humanidad como consecuencia del pecado original: las tinieblas del pecado, las tinieblas de la muerte y las tinieblas vivientes, los demonios, los ángeles caídos, encabezados por el Príncipe de las tinieblas, Satanás. Éste es entonces el significado espiritual de la noche. La otra pregunta a contestar es cuál es la relación del Nacimiento del Niño con la noche, con las tinieblas de la noche. Para contestar a esta pregunta, hay que recordar que el Niño que nace en Belén no es un niño cualquiera, en el sentido de que no es un niño humano, porque el Niño de Belén es la Persona Segunda de la Trinidad, el Verbo de Dios, encarnado en el seno de María Virgen. Esto significa que el Niño es luz, pero no una luz conocida ni una luz figurada ni metafórica: el Niño es Luz y Luz Eterna, porque el Niño es Dios y, en cuanto Dios, es Luz Eterna, porque la naturaleza divina trinitaria es luminosa, por cuanto es gloriosa. En las sagradas escrituras, con frecuencia la gloria es representada por la luz, es decir, la gloria que es propia del Ser divino trinitario se manifiesta en la luz y eso es lo que sucede en la Epifanía, en el Monte Tabor y en la Resurrección. Al nacer de noche, entonces, el significado espiritual es que el Nacimiento del Niño de Belén significa el principio del fin del reino de las tinieblas, de las triples tinieblas en las que la humanidad está envuelta, porque así como la luz vence a las tinieblas, así la Luz Eterna, el Niño Dios, el Niño de Belén, vence a las tinieblas del pecado y de la muerte y a las tinieblas vivientes, los demonios, los ángeles caídos. Por este motivo, el Niño de Belén es la Luz de nuestras vidas y sin Él, nos vemos sumergidos en la más inmensa de las tinieblas espirituales. Sin el Niño Dios, sin el Niño de Belén, vivimos en la oscuridad del pecado, de la muerte y del Demonio; con el Niño de Belén, no sólo nos vemos libres de estas tinieblas, sino que somos vivificados por la Luz Eterna del Ser divino trinitario del Niño de Belén.

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