viernes, 17 de diciembre de 2021

“¿Qué va a ser de este niño?”

 


“¿Qué va a ser de este niño?” (cfr. Lc 1, 57-66). El nacimiento de Juan el Bautista estuvo precedido y acompañado por eventos sobrenaturales, como por ejemplo, la aparición del ángel a Zacarías, el padre del Bautista. Esta aparición y otros hechos sobrenaturales, hacen que los habitantes de la región montañosa de Judea se pregunten “qué será de este niño” en el futuro, en vistas a cómo era evidente que Dios lo acompañaba y estaba con él desde su nacimiento. Con el paso del tiempo, las expectativas que se habían generado con el nacimiento del Bautista, se vieron más que colmadas, puesto que el Bautista fue elogiado por el mismo Jesús como “el más grande de los nacidos de mujer”. En efecto, Juan el Bautista fue el profeta más importante de todos, porque fue el que anunció, incluso con el testimonio de su vida, la Primera Venida del Mesías, el Hijo de Dios, Jesús de Nazareth. La grandeza de Juan el Bautista no radica en su prédica que instaba a la conversión moral, sino en el anuncio que él hizo de la llegada del Mesías; el Bautista hizo el anuncio más importante que pudiera recibir en la historia la especie humana, la llegada del Salvador, del Redentor, del Cordero de Dios, Jesús de Nazareth. El anuncio del Bautista acerca de la llegada del Mesías al mundo, es análogo al anuncio que el ángel le hiciera a la Virgen, cuando le comunicó que había sido elegida para ser la Madre de Dios. La misión del Bautista es la misión más importante de todos los profetas y por eso es que “no hay nadie más grande que el Bautista”, según las palabras del mismo Jesús.

“¿Qué va a ser de este niño?”. Si bien nuestros nacimientos no estuvieron precedidos ni acompañados por signos celestiales, angelicales y sobrenaturales, como en el caso del Bautista, pero de cada bautizado se debería hacer la misma pregunta: “¿Qué va a ser de este niño?” y esto porque cada bautizado está llamado a ser un nuevo Juan Bautista, que predique, en el desierto del mundo sin Dios, la Segunda Venida en la gloria del Hombre-Dios Jesucristo. Y, al igual que el Bautista, cada bautizado debe estar dispuesto a dar la vida en el cumplimiento de la misión encargada por la Trinidad.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario