sábado, 25 de diciembre de 2021

Octava de Navidad 1

 



(Ciclo C - 2021 – 2022)

         ¿Cómo fue el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén? Ante todo, no pudo ser nunca como un nacimiento natural, tal como nacen todos los bebés de la tierra, puesto que Él era Dios Hijo encarnado y la Virgen era la Madre de Dios, destinada a ser virgen antes, durante y después del parto. El Nacimiento, entonces, fue un nacimiento milagroso, virginal, descripto por los Padres de la Iglesia como cuando “un rayo de sol atraviesa el cristal y lo deja intacto antes, durante y después de atravesarlo”. Así, el Niño Dios, que en cuanto Dios es Luz Eterna, salió de la parte superior del abdomen de María Santísima, estando Ella de rodillas, como un haz de luz celestial y se materializó como Niño Dios en manos de unos ángeles que se encontraban delante de la Virgen; los ángeles luego le dieron el Niño a la Virgen.

         También son los santos los que nos dicen como fue el Nacimiento de Jesús. En este caso, es la misma Virgen María en persona, quien le relata a Santa Brígida de Suecia cómo fue el Nacimiento de su Hijo Jesús. Dice así la Virgen a Santa Brígida: “Cuando Él estaba en mi vientre, lo engendré sin dolor alguno, sin pesadez ni cansancio en mi cuerpo. Me humillé en todo, sabiendo que portaba en mí al Todopoderoso. Cuando lo alumbré, lo hice sin dolor ni pecado, igual que cuando lo concebí, con tal exultación de alma y cuerpo que sentí como si caminara sobre el aire, gozando de todo. Él entró en mis miembros, con gozo de toda mi alma, y de esa forma, con gozo de todos mis miembros, salió de mí, dejando mi alma exultante y mi virginidad intacta. Cuando lo miré y contemplé su belleza, la alegría desbordó mi alma, sabiéndome indigna de un Hijo así. Cuando consideré los lugares en los que, como sabía a través de los profetas, sus manos y pies serían perforados en la crucifixión, mis ojos se llenaron de lágrimas y se me partió el corazón de tristeza. Mi hijo miró a mis ojos llorosos y se entristeció casi hasta morir. Pero al contemplar su divino poder, me consolé de nuevo, dándome cuenta de que esto era lo que Él quería y, por ello, como era lo correcto, conformé toda mi voluntad a la suya. Así, mi alegría siempre se mezclaba con el dolor”.

         El Nacimiento de Nuestro Señor fue virginal y milagroso, porque Él era Dios y porque la Virgen debía continuar siendo Virgen y Madre antes, durante y después del parto. Al recordar el Nacimiento del Niño Dios, lo adoremos en cuanto Dios, postrándonos ante su Presencia y además le demos gracias, porque vino a nuestro mundo para sufrir muerte de cruz por nuestra eterna salvación.

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