jueves, 9 de diciembre de 2021

“Los fariseos frustraron el designio de Dios para con ellos”

 


“Los fariseos frustraron el designio de Dios para con ellos” (Lc 7, 24-30). Los fariseos y los maestros de la ley rechazan a Juan el Bautista y, al rechazar al Bautista, rechazan luego a Jesús. Es lógico, porque si el Bautista predica una conversión de orden moral, es para que el alma, convertida de mala en buena, se disponga a recibir la gracia santificante, que convierte al alma buena en santa. Ése es el plan o designio que Dios tiene, no solo para con los fariseos y maestros de la ley, sino también para con toda la humanidad. Sin embargo, los fariseos y maestros de la ley rechazan al Bautista y también a Jesús de Nazareth y así frustran el plan de la Santísima Trinidad para salvar sus almas. Ahora bien, no son los únicos en rechazar los planes de Dios Trino: también los cristianos, los que han recibido el Bautismo, la Comunión y la Confirmación, pero abandonan la vida de la gracia y se inclinan por el pecado, también estos cristianos frustran los planes que la Trinidad tiene para salvar sus almas de la eterna condenación. Muchos, al rechazar la Eucaristía, al rechazar la Confesión Sacramental, al abandonar la vida de la gracia, no se dan cuenta de que están dejando de lado lo único que puede salvar sus almas de la eterna perdición. Muchos de estos cristianos se darán cuenta de esta verdad, pero para algunos será demasiado tarde, cuando ingresen para siempre en el lugar donde no hay redención. No frustremos los planes que la Trinidad tiene para salvar nuestras almas.

 

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