sábado, 5 de febrero de 2022

“Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”

 


(Domingo V - TO - Ciclo C – 2022)

“Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar” (Lc 5, 1-11). En este episodio del Evangelio se destacan numerosos elementos sobrenaturales, ocultos en los eventos naturales que en él suceden. Para poder desentrañar a los elementos sobrenaturales, veamos qué es lo que sucede naturalmente. En el Evangelio se relata que Pedro había estado con sus ayudantes pescando durante toda la noche y sin embargo, a pesar del esfuerzo realizado, no habían logrado pescar nada. Es esto lo que Pedro le dice a Jesús: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada”. En efecto, Pedro y los demás pescadores a sus órdenes, se habían pasado toda la noche tratando de obtener pescados, pero no habían podido pescar absolutamente nada. Esto es lo que se conoce como la “pesca infructuosa”. Sin embargo, ahí no termina el episodio, porque Jesús le ordena a Pedro que, no obstante el haber fracasado en su intento de pescar, ingrese mar adentro y arroje igualmente las redes. Pedro, llevado por la palabra de Jesús, obedece y hace lo que Jesús le dice y, para sorpresa de todos, obtienen una cantidad de peces tan abundantes, que las dos barcas incluso corrían el peligro de hundirse, debido a la cantidad de peces. Esto último es lo que se conoce como “primera pesca milagrosa”.

Como podemos ver, hay dos situaciones que se encuentran en los opuestos: por un lado, la pesca infructuosa, llevada a cabo en la noche y bajo la guía de Pedro, en la que no se obtiene nada y por otro, la llamada “pesca milagrosa”, en la que, bajo las órdenes de Jesús, se obtiene una cantidad impensada de peces. Para poder desentrañar el significado sobrenatural, celestial, divino, que se encuentra en este episodio, es necesario reemplazar los elementos naturales que en el episodio aparecen, por los elementos sobrenaturales. Así, por ejemplo, en la pesca infructuosa, quien guía la pesca es Pedro y no Jesús; la pesca se lleva a cabo en la noche y la noche significa oscuridad, pero sobre todo oscuridad espiritual, una oscuridad causada por la ausencia de Jesús, que es Luz Eterna; la Barca de Pedro es la Iglesia Católica, que en la pesca infructuosa no está bajo el mando de Jesús, mientras que en la pesca milagrosa sí lo está; el mar es el mundo y también la historia y el tiempo de la humanidad; los peces, objeto de la actividad pesquera, son las almas de los seres humanos, quienes deben ingresar en la Barca de Pedro, es decir, la Iglesia Católica; la noche, que es cuando se lleva a cabo la pesca infructuosa, es la historia de la humanidad sin Dios y como Dios es Luz Eterna, al no tener a Dios, la humanidad se encuentra envuelta en una triple tiniebla: la tinieblas del pecado, de la muerte y las tinieblas vivientes, los demonios y son estas tinieblas en parte las causantes de que los peces no encuentren a la Barca de Pedro; el trabajo afanoso de Pedro y sus ayudantes, durante toda la noche, en la pesca infructuosa, significa la desvirtuación del trabajo apostólico de la Iglesia, que debe dirigirse a salvar almas, es decir, a hacer ingresar a los hombres a la Iglesia Católica, para que estos puedan salvarse, el hecho de que ningún hombre ingrese en la Iglesia, a pesar de los esfuerzos de Pedro y sus ayudantes, significa que la Iglesia emprende labores que nada tienen que ver con la salvación de las almas, además de predicar elementos extraños a la Palabra de Cristo, como el ecologismo, la ayuda meramente social, la ausencia de la predicación de la necesidad de salvar el alma, la ausencia de la predicación de la peligrosidad del pecado, sobre todo el pecado mortal y la ausencia de la predicación de la necesidad de la gracia santificante de Cristo, como requisito indispensable para salvar el alma. Por último, en la pesca milagrosa, llevada a cabo bajo la dirección y las órdenes de Jesús, el significado es totalmente distinto: la pesca obtiene frutos porque quien dirige la Barca de Pedro, la Iglesia Católica, es el Hombre-Dios Jesucristo, con el Espíritu Santo y es Él quien llama a las almas para que ingresen en la Barca de Pedro, la Iglesia Católica; la abundancia de peces de la pesca milagrosa significan los hombres que han recibido, interiormente, la gracia de la conversión, por obra de Jesucristo y del Espíritu Santo y es así cómo han ingresado a la Iglesia Católica, porque se han dado cuenta de que necesitan salvar sus almas. Un último significado que podemos ver en este episodio es la actitud de Pedro: cuando Pedro obra por su cuenta, de noche, sin la guía de Cristo y el Espíritu Santo, toda la acción de la Iglesia es inútil, porque ningún hombre ingresa en la Iglesia Católica para salvar su alma; en cambio, cuando Pedro, dejando de lado sus razonamientos humanos y sometiéndose y humillándose él mismo con sus pensamientos humanos, al pensar y querer del Hombre-Dios Jesucristo, es entonces cuando la situación cambia y los hombres ingresan en masa en la Iglesia Católica, porque toman conciencia de que deben salvar sus almas de la eterna condenación, además de darse cuenta de que Jesucristo les abre las puertas del Cielo por medio de su sacrificio en la cruz. El ingreso de los hombres en la Barca de Pedro se debe entonces a la acción de Cristo y del Espíritu, que por medio de Pedro, anuncian a los hombres el Evangelio de la salvación, Evangelio que consiste en luchar contra las pasiones para evitar la eterna condenación y salvar el alma ingresando en el Reino de los cielos, un anuncio sobrenatural, celestial y divino, que nada tiene que ver ni con la inexistente justicia social ni con la ecología, ni con la migración, ni con la curación meramente corporal.

“Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. El episodio de la pesca infructuosa primero y milagrosa después, nos enseña claramente que la Iglesia, cuando es conducida solo por hombres, propaga un mensaje falso, de salvación intramundana, en la que la salud del cuerpo y la alimentación corporal importan más que la salvación del alma y el alimento del alma, lo cual conduce al abandono de la Iglesia por parte de los hombres; nos enseña también que cuando la Iglesia, bajo el mando de Cristo y el Espíritu Santo, predica la necesidad imperiosa de alimentar el alma con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, para salvar el alma de la eterna condenación y así alcanzar el Reino de los cielos, los hombres escuchan la voz del Buen Pastor Jesucristo e ingresan en la Iglesia y es eso lo que representa la pesca milagrosa.

 

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