(Domingo XIV – TO – Ciclo B – 2012)
“No pudo
hacer ningún milagro (…) por su falta de fe” (Mc 6, 1-6). El evangelista destaca la frustración de Jesús al no
poder obrar milagros, debido a la falta de fe de los habitantes del lugar, que
son, paradójicamente, sus comprovincianos.
La causa
es que ven a Jesús como a un hombre más: “¿No es acaso el hijo del
carpintero?”. Rechazan el testimonio de Juan el Bautista, que lo señala como al
Cordero de Dios, y rechazan también el testimonio de los mismos milagros obrados
por Jesús, como las curaciones físicas de todo tipo, las resurrecciones, las
multiplicaciones de pan y de pescado, y rechazan también la omnipotencia de
Jesús demostrada en la expulsión de los demonios y el dominio absoluto de las
fuerzas de la naturaleza al solo imperio de su voz.
Hoy se
repite la misma historia, porque muchos cristianos creen que Jesús es un
hombre, un fantasma, un personaje de la historia que murió y fundó una
religión, un hombre bueno y santo, pero de ninguna manera, piensan que es Dios
Tres veces Santo.
El
problema es que, además de falsifica la historia, quien ve a Jesús de esta
manera, es decir, con ojos humanos, ve también a la Eucaristía con ojos
humanos, y así le parece la
Eucaristía un pancito bendecido en una ceremonia religiosa,
que tiene valor simbólico, porque congrega en la unidad a quienes creen en ella
y además porque para recibirla hay que ser “buenos”, pero de ninguna manera ven
a la Eucaristía
como a Cristo Dios en Persona oculto en algo que parece ser pan pero que luego
de la consagración ya no es más pan.
Si se
piensa entonces que la
Eucaristía es nada más que un pancito bendecido, y no Dios
Hijo en Persona que viene a nuestro encuentro desde sus cielos eternos, para
morar en nuestros corazones, entonces también pierde todo sentido la vida de la
gracia y el camino de la santidad, el camino de la Cruz, el único que conduce al
cielo.
Si la Eucaristía es un poco
de pan de valor simbólico, entonces también los Mandamientos de la Ley de Dios pierden todo su
valor, y es así como se ve que muchísimos cristianos, adaptándose al
pensamiento mundano, que es radicalmente anti-cristiano, dejan de lado los
Mandamiento de Dios para vivir según los mandatos y dictados del mundo y de la
moda. Así, se ven a jóvenes cristianos embriagarse los fines de semana y deleitarse con música indecente e inmoral, indigna de un hijo de Dios, como la cumbia y el rock, y hacerlo de un modo tan despreocupado, como si sus cuerpos no
fueran templos del Espíritu Santo; se ven a adolescentes cristianas vestir de
modo sensual, incluso cuando asisten al colegio, como si no fueran responsables
de hacer caer a otros en el pecado de la lujuria; así, se ven a adultos dejarse
arrastrar por la avaricia y por el deseo desmedido de bienes terrenos y de
placeres mundanos de todo tipo. Esto es así porque debido a que el hombre es un
ser esencialmente religioso, ya que fue creado por Dios y para Dios, al tener
en la esencia de su alma el impulso religioso, no puede dejar de creer en algo,
y así, si el católico no cree en Cristo Dios y hace sus obras -que son las
obras de misericordia, de caridad, de compasión, de perdón, de humildad-,
termina por creer en el demonio y por hacer sus obras, que son las obras de las
tinieblas y del mal: avaricia, gula, pereza, ira, soberbia, lujuria, etc. Es
decir, no hay término medio: o se cree en Cristo y en su Iglesia, o se cree en
Satanás y en el mundo.
Lamentablemente, lo que
sucede en la sociedad y en el mundo en el que vivimos, es que la mayoría de los
cristianos han abandonado la fe en Cristo Dios, han dejado de lado el escarpado
camino de la Cruz
y, dando las espaldas a Cristo, han comenzado a caminar los anchos y espaciosos
caminos que conducen al infierno.
Con otras palabras, pero en el mismo sentido, esto lo
decía ya hace años, exactamente en el año 1958, el actual Santo Padre Benedicto
XVI: “La Iglesia
se ha convertido en una comunidad de paganos. Decía así Joseph Ratzinger: “Según
las estadísticas, la vieja Europa sigue siendo un continente casi en su
totalidad cristiano. Pero la estadística es engañosa. La nominalmente cristiana
Europa asiste, desde hace 400 años, al nacimiento de un nuevo paganismo, que
crece incluso en el corazón de la
Iglesia y que amenaza con socavarla desde dentro. El rostro
de la Iglesia
en los tiempos modernos está conformado por el surgimiento de una forma
completamente nueva de Iglesia de los paganos, y todavía lo será más en el
futuro: no como antes, una Iglesia de paganos convertidos en cristianos, sino
una Iglesia de paganos que todavía se llaman a sí mismos cristianos. El
paganismo está presente hoy en la
Iglesia misma, y éste es el signo tanto de la Iglesia de nuestros días,
como del nuevo paganismo. El hombre de hoy, por tanto, puede presuponer como
algo normal la incredulidad del vecino”[1].
Esta
“iglesia de paganos”, formada por "cristianos-paganos" en que se ha convertido la Iglesia, según el Papa
Ratzinger, es consecuencia de no creer que Cristo es Dios.
Y si
Jesús no es Dios Hijo, sino solo un hombre más, y si la Eucaristía no es Jesús
resucitado, entonces toda la fe sobrenatural se viene abajo, para ser
reemplazada por una cosmovisión materialista, hedonista, atea, que considera a
esta vida como la única para ser vivida, sin necesidad de temer a un Dios que
premia a los buenos y castiga a los malos, sin un cielo para ganar y sin un
infierno para evitar y, lo más importante, sin un Hombre-Dios al cual imitar y
del cual recibir su gracia para caminar en el camino de la santidad.
Y sin fe
en Jesús como Dios y en la
Eucaristía como Jesús en Persona, vivo y resucitado, se
repite la historia del Evangelio: Jesús Eucaristía no puede hacer milagros en
los corazones porque no tienen fe, y para su pesar, debe retirarse con todos
los dones y gracias que tenía pensado comunicar en la comunión eucarística.
“No pudo
hacer ningún milagro (…) por su falta de fe”. Difícilmente podrá Jesús
Eucaristía hacer milagros en los corazones de quienes, en vez de hacer oración,
en vez de rezar el Rosario, en vez de hacer adoración eucarística, en vez de
leer y meditar la Biblia,
pasan horas delante de la televisión, de Internet, o se dedican a sus asuntos,
sin importarles su relación con Cristo Dios.
[1] http://forosdelavirgen.org/47072/la-iglesia-se-ha-convertido-en-una-comunidad-de-paganos-decia-joseph-ratzinger-en-1958-2012-07-07/
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