viernes, 26 de febrero de 2016

“El Dueño de la Viña la entregará a quienes le den el fruto a su debido tiempo”


Parábola de los viñadores homicidas
(Diego de Quispe)

“El Dueño de la Viña la entregará a quienes le den el fruto a su debido tiempo” (Mt 21,33-43.45-46). En esta parábola, cada elemento tiene un significado sobrenatural: el dueño de la viña es Dios; la viña es el Pueblo Elegido y la Iglesia; los enviados por el dueño para reclamar la renta, son los profetas -muchos de los cuales son asesinados; los primeros arrendatarios de la viña -que quieren usurparla y apropiarse ilegalmente de ella- son los fariseos y los escribas, que pretenden apropiarse del Pueblo de Dios, gobernándolo no con la Ley de Dios, sino con sus propios mandamientos humanos; estos arrendatarios son también los homicidas de la viña que dan muerte primero a los profetas y luego al hijo de Dueño, que es Jesucristo; los nuevos arrendatarios de la viña son los bautizados en la Iglesia Católica, de quienes espera Dios que den frutos de santidad.

Por lo tanto, en esta parábola debemos vernos reflejados nosotros mismos, los bautizados en la Iglesia Católica, que somos al mismo tiempo la Viña del Señor, el Nuevo Pueblo de la Alianza, como también los nuevos arrendatarios, por lo que debemos ser conscientes de que Dios, el Dueño de la Viña, buscará en nosotros, en el Juicio Particular y en el Juicio Final, frutos de santidad: caridad, misericordia, compasión, justicia, sabiduría, humildad, y cualquier otra perfección hallada en Cristo, pues como cristianos tenemos el deber de imitarlo en sus virtudes, en sus perfecciones, en su vida de santidad. También debemos saber que si el Dueño de la Viña no encuentra en algún bautizado -que son los sarmientos injertados en la Vid Verdadera que es Jesucristo-, esos frutos de santidad, entonces “arrancará los sarmientos y los arrojará al fuego” (cfr. Jn 15, 1-8). 
“El Dueño de la Viña la entregará a quienes le den el fruto a su debido tiempo”. Con esta parábola Dios se asemeja a un viñador que, llegado el tiempo de la vendimia, prueba las uvas de su vid para quedarse con las uvas que rebosan de dulzura, mientras que a las uvas que no sirven, sea por agrias o por aguadas, las desecha: esas uvas son los corazones de los cristianos y la Vendimia es el Juicio Final; por eso debemos preguntarnos: ¿qué sabor encontrará el Viñador cuando llegue la Vendimia y pruebe nuestros corazones? ¿El dulce sabor de la santidad y de la gracia divina? ¿O encontrará el sabor amargo y agrio del pecado? 
De nuestra libertad depende si encuentra uno u otro sabor.

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