“Es
un fantasma” (Mt 14, 22-36). Los discípulos,
que están en la barca que es sacudida por fuertes vientos, ven llegar a Jesús
caminando por las aguas; en vez de reconocerlo, puesto que están con Él día y
noche y han presenciado muchos otros milagros, se ponen a gritar, llenos de
pavor, diciendo: “¡Es un fantasma!”. Jesús los tranquiliza diciéndoles que “es
Él” y que “no teman”; Pedro, que está en la barca, para corroborar que se trata
de Jesús, le pide que lo haga ir hasta Él. Jesús lo llama y Pedro comienza a
caminar sobre las aguas, aunque apenas comenzado el trayecto y frente al ímpetu
del viento, tuvo miedo, expresión de su falta de fe en Jesús y comenzó a
hundirse, frente a lo cual Jesús le tiende la mano y lo rescata, al tiempo que
le reprocha su falta de fe: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. Luego Jesús
sube a la barca y el viento se calma inmediatamente y los discípulos, esta vez
iluminados por el Espíritu Santo, se postran ante Él, adorándolo.
Lo
que sucede con los discípulos es que no reconocen a Jesús como Dios; podría ser
la prefiguración de la Segunda Venida del Señor, quien no será reconocido como
tal, pues la falta de fe en Jesús como Dios Hijo encarnado será tal, que es
para esos días que se reserva la pregunta de Jesús: “Cuando venga el Hijo del
hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” (Lc
18, 8).
Pero
no solo los discípulos defeccionan en la fe: también Pedro, siendo Vicario de
Cristo, falla en su fe, una fe que le permitiría hacer la obra de Dios, un
milagro tan portentoso como el del mismo Hombre-Dios, esto es, caminar sobre
las aguas.
A
su vez, las aguas que se calman cuando Jesús sube a la barca, representan a los
enemigos de la Iglesia, a los ángeles caídos y a las pasiones desordenadas, que
atormentan a los hombres desde la Caída Original, todos los cuales se disipan
como el humo al viento ante la Presencia del Hombre-Dios.
Ya
una vez Jesús en la barca e invadidos por el Espíritu de Jesús y el Padre, el
Espíritu Santo, los discípulos en la barca -esto es, en la Iglesia-, se postran
ante Jesús y lo adoran; es lo que deben hacer los cristianos ante la Presencia
de Jesús Eucaristía.
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