“Las
multitudes lo buscaban” (Lc 4, 38-44).
En el Evangelio se narra que Jesús “curaba muchos enfermos” y “expulsaba
demonios”, y por ese motivo, “una multitud lo buscaba”. Buscar a Jesús para
pedirle que nos cure alguna enfermedad, para que nos dé alivio en alguna
tribulación, para que nos proteja de las acechanzas del Tentador de las almas,
no está mal; aún más, es lo que hay que hacer. Sin embargo, no deja de ser, en
el fondo, una actitud egoísta, porque se busca a Jesús sólo por el hecho de que
encontrarnos con Él puede reportarnos algún beneficio.
“Las
multitudes lo buscaban”, dice el Evangelio, aunque lo buscaban, como podemos
ver, no por lo que es Él en sí mismo, sino porque hacía milagros y expulsaba
demonios. ¿Qué sucede con nosotros? ¿Buscamos a Jesús, como la multitud? Y si
lo buscamos, ¿lo hacemos porque estamos interesados en algún beneficio que nos
pueda conceder? Jesús, siendo el Hombre-Dios, puede concedernos todos los
milagros y puede “solucionar” todos nuestros problemas, de todo tipo –salud,
monetarios, afectivos-, pero si buscamos a Jesús sólo por esto, estamos
demostrando que, en el fondo, tenemos una actitud egoísta para con Jesús, porque
lo buscamos por lo da y no por lo que Es.
Mucho
más que solucionarnos nuestros problemas y tribulaciones, Jesús quiere que lo
busquemos para entregarnos el contenido de su Sagrado Corazón Eucarístico, su
Sangre Preciosísima, que contiene al Amor de Dios, el Espíritu Santo.
Jesús
está en la Eucaristía, en Persona, con su Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad.
¿Voy a buscarlo? Y si voy al sagrario, ¿voy para pedirle dones, milagros,
favores? ¿O voy para recibir el Amor de su Sagrado Corazón Eucarístico? Es para
esto que tenemos que buscar a Jesús, por lo que es Él, Dios de infinita
majestad, que quiere darnos el Espíritu Santo contenido en su Sagrado Corazón
Eucarístico. Para esto es que lo tenemos que buscar, al menos en primera
instancia y luego, solo luego, para pedirle algún don o favor. ¡María Santísima,
Nuestra Señora de la Eucaristía, haz que yo busque a tu Hijo Jesús en el sagrario,
por lo que ES, y no por lo que da!
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